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Cómo se vive un trastorno de pánico: síntomas y soluciones

¿Sudor de manos? ¿Vómitos? ¿Excesiva preocupación? ¿Despertaré mañana? ¿Lo que he dicho es correcto?¿Cómo puedo pensar esto? "Aquí hay demasiadas personas... necesito salir" Estas son algunas de las sensaciones y preguntas que se plantea una persona durante un ataque de pánico. En este artículo analizaremos como vivir con un trastorno de pánico identificando causas y claves para superarlo.

¿Qué es un trastorno de pánico?

Síntomas y signos físicos y emocionales

En primer lugar, un ataque de pánico se define como la aparición brusca de un período definido y breve de malestar o miedo intenso acompañado de algunos síntomas somáticos y/o cognitivos. El trastorno de angustia (trastorno de pánico) se define como la aparición de crisis de angustia repetidas que se acompañan habitualmente de miedos ante futuros ataques o de cambios de conducta para evitar situaciones que podrían predisponer a las crisis.

Según el DSM-5, el trastorno de pánico se basa en ataques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes:
Entre los principales síntomas encontramos:

    1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca.
    2. Sudoración.
    3. Temblor o sacudidas.
    4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
    5. Náuseas o malestar abdominal.
    6. Mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
    7. Escalofríos o sensación de calor.
    8. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
    9. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
    10. Miedo a a la muerte, perder el control o de “volverse loco.”

Recuerda: No todas las personas que sufren un ataque de pánico puntual desarrollan un trastorno de pánico

Todas estos síntomas se activan cuando se interpreta  una situación como amenaza contra la integridad física, cognitiva, emocional o social, se produce un miedo al miedo, anticipando la respuesta de ansiedad asociada al miedo.

Tipos de ataques de pánico

La agorafobia se da cuando una persona experimenta ansiedad al exponerse o anticipar situaciones incómodas que le harán vivir un ataque de pánico y considera que no recibirá la ayuda necesaria para controlar dicho ataque. Con el tiempo, la persona evita exponerse a esas situaciones, lo que aumenta su temor y respuesta no ajustada a eventos objetivos, desarrolla un miedo irracional a situaciones en la que cree que pudiera tener un ataque de pánico. Por ejemplo espacios cerrados, centros comerciales, medios de transporte, además esta situación se ha agravado estos últimos dos años, por lo que te recomendamos conocer las amenazas para la salud mental después de la pandemia.

En el caso de la fobia social se vive como una preocupación por la posibilidad de que los comportamientos o actuaciones en público puedan ser considerados inapropiadas, además la misma actividad realizada en privado no suponen un problemas. Por ejemplo hablar en público, leer ante una audiencia, andar por un pasillo rodeada de gente, acudir a una fiesta o conocer personas nuevas. 

El miedo y la ansiedad son desproporcionados respecto a la amenaza real lo que no impide que la persona lo experimente con sufrimiento

Neuropsicología del ataque de pánico

La sobreactivación de las áreas cerebrales encargadas del procesar las emociones ocurre en el  el sistema límbico abarcando la amígdala, el hipocampo y el  locus coeruleus. En cada crisis de pánico se produce una descarga del sistema simpático con liberación de noradrenalina que se expresa en síntomas físicos y la respuesta al miedo.

El sistema límbico se activa como lo haría ante un peligro real y emite respuestas de autodefensa, huir o atacar. En este momento es la corteza prefrontal la responsable de la regulación emocional, informa al organismo de que el peligro no es real, si esto no se produce se presentan los síntomas físicos. Para desarrollar un trastorno de pánico es preciso considerar factores de riesgo genéticos, ambientales o fisiológicos. 

El tratamiento farmacológico de primera elección son los antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina disponibles en la neurotransmisión cerebral. Son los denominados Inhibidores de la Recaptación de Serotonina (ISRS).

Análisis funcional de un trastorno de pánico

Los ataques de pánico pueden aparecer de forma repentina y sin previo aviso la primera vez, pero con el paso del tiempo, generalmente se desencadenan a causa de ciertas situaciones.

A la hora de realizar un análisis funcional de la conducta es necesario investigar, los antecedentes, respuesta y consecuentes tanto físicos, cognitivos, conductuales y emocionales. Este análisis nos permite elaborar una cadena de estímulos contextualizada a las características de cada persona y con una evaluación diferencial respecto a otros problemas emocionales y psicopatología. El análisis funcional consiste en la identificación de relaciones funcionales, causales y no causales, importantes y controlables, aplicables a determinadas conductas de un individuos. El análisis funcional consiste en la integración de variables y relaciones causales con los problemas del cliente y con los objetivos del tratamiento. Si deseas aprender a realizar esta valiosa herramienta terapéutica inscríbete con nosotros en el Curso Superior de Análisis Funcional de la Conducta.

¿De que se "alimenta" el trastorno de pánico?

La persona ha aprendido a mantener en estado de alerta pese a la falta de amenaza física o social. A continuación, enumeramos algunos factores que aumentan el riesgo de padecer ataques o trastorno de pánico comprenden los siguientes:

  • Antecedentes familiares de ataques de pánico o trastorno de pánico
  • Factores de estrés importante en la vida, como la muerte o una enfermedad grave de un ser querido
  • Un suceso traumático, como una agresión sexual o un accidente grave
  • Cambios importantes en la vida, como un divorcio o la incorporación de un bebé a la familia
  • El consumo de tabaco o cafeína en exceso
  • Antecedentes de maltrato físico o abuso sexual en la infancia

Sentir miedo ante una situación incómoda es normal, tener pánico puede ser un problema

Claves para vivir con un trastorno de pánico

Tratamiento psicológico

  • TCC, Terapia Cognitivo Conductual suele incluir un proceso de psicoeducación, reestructuración cognitiva, terapia de exposición, entrenamiento en relajación, tareas, técnicas de distracción, autorregistros y ejercicios. La terapia cognitiva de Barlow busca eliminar a través de la habituación como un tratamiento de exposición el pánico.
  • TBE, Terapia Breve Estratégica este enfoque destaca por utilizar técnicas y estrategias aparentemente ilógicas que buscarán la solución efectiva del problema. En el modelo TBE encontramos la técnica de "La peor fantasía" en la que se solicita que se aísle durante un tiempo cada día y trate de pensar en sus peores pensamientos respecto a sus miedos, intentando provocarse la mayor ansiedad o pánico posible. El fondo de la técnica es que la persona se produce voluntaria e intencionadamente una reacción ansiosa, que de por sí es natural y espontánea, más se inhibe por efecto de la paradoja del “sé espontáneo”. Así, la persona vive una experiencia emocional que regula su expresión emocional, descubriendo que al forzarla la elimina. Posteriormente se indica que debe forzar ese pánico con 5 minutos de peor fantasía por ejemplo 5 veces al día cada 3 horas, para finalmente utilizarla solo en casos urgentes con 5 minutos cuando la necesite.
  •  ACT, Terapia de Aceptación y Compromiso, desde un enfoque contextual encontramos el trastorno de evitación experiencial  ya que el pánico se produce por la relación del contexto ambiental y socioverbal de la persona. La evitación es la principal forma de afrontar el problema y la razón por la que se mantiene. La ACT no pretende modificar pensamientos sino cambiar el contexto para reducir el problema. 

Recientemente el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco ha publicado un manual de Práctica programada para la agorafobia que puede ser muy útil tanto para profesionales como para paciente.

¿Qué puedo hacer para encontrarme mejor?

  • Practique técnicas de relajación, defusión cognitiva distanciándote de los pensamientos y mindfulness en períodos de  5 a 15 minutos cada día.​
  • Pensar que el trastorno de pánico es desagradable e incómodo pero nada cambiará después. 
  • Focalizar la atención en sensaciones externas
  • No luchar contra el miedo, aceptarlo, reconocerlo y dejarlo ir. 
  • Es importante  no evitar la situación o miedo
  • Acepte los pensamientos para poder modificarlos. Analizar la evidencia de los pensamientos, su validez y su utilidad le resta poder en nuestra vida.  
  • Realice ejercicio físico ajustado a su condición física y contexto.
  • Cuide la alimentación e ingesta de alcohol, evitando alimentos procesados o el consumo de alcohol relacionado con una inadecuada gestión de emociones.

 

Categorizado en: Educación y Sociedad

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