El Día Internacional de la Mujer se considera una jornada de lucha feminista a nivel mundial que establece sus raíces en las vindicaciones de la mujer por ser partícipe en la sociedad en equidad con el hombre. Tiene sus orígenes incuestionablemente en el movimiento internacional de mujeres socialistas.
Las diferentes fechas históricas del día internacional de la mujer
En 1910 la Internacional Socialista proclamó el Día de la Mujer de carácter internacional como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer. Un año más tarde, este día se celebró por primera vez el 19 de marzo en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de 1 millón de mujeres y hombres. Sin embargo, menos de una semana después, el 25 de marzo, más de 146 jóvenes trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York murieron calcinadas en un incendio provocado ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por las infames condiciones de trabajo que padecían.
En 1913 en Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para solidarizarse con las demás mujeres. En 1975 coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer por primera vez, el 8 de marzo, fecha que se ha mantenido hasta nuestro días.
A medida que el feminismo ha ido cobrando fuerza en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer ha ido desligándose de su carácter obrero, pasando a ser una jornada en la que se reclaman los derechos de la otra mitad de la humanidad en todos los ámbitos, se defienden los ya conquistados y se lucha contra aquellas leyes que rechazan el principio básico de igualdad entre sexos.
La lucha por la igualdad de las mujeres
En la actualidad el reconocimiento de la igualdad en la Constitución Española de 1978 es patente, sin embargo, las situaciones sociales que sitúan en desventaja e infravaloración social a algunas personas por su pertenencia a un grupo que comparte un rasgo concreto, como es el caso de las mujeres, han hecho que en los últimos tiempos, la lucha por la igualdad se traslade al plano de la realidad social, jurídica y política. En estos tres siglos de lucha feminista los esfuerzos realizados para alcanzar el ideal de igualdad han sido meritorios pero su conquista real se plantea aún como una lucha social inacabada: en numerosos lugares del mundo las mujeres siguen demandando derechos básicos como acceder a la educación, la cultura, el trabajo o la política.
El feminismo como movimiento que aspira al cambio social ha ofrecido diversas estrategias respecto al papel de las mujeres en la sociedad y se erige como pilar fundamental sobre el que se ha de construir la igualdad. Sólo con esta herramienta y con la justicia que confiere será posible contrarrestar desde el presente a fin de neutralizar en el futuro una reacción patriarcal vigente a lo largo de la historia que constantemente ha tenido nefastas consecuencias sobre la vida de las mujeres.
Pese a todas las dificultades a las que debemos hacer frente, los ideales que luchan por la igualdad, una y otra vez, se enfrentan al poder y lo someten a crisis de legitimidad. Hoy, ahora, estamos ante uno de esos momentos en los que debemos despojarnos de las cadenas patriarcales, romper el techo de cristal para que la visibilidad del trabajo de las mujeres sea una realidad, retomar fuerzas y luchar por un nuevo pacto social. La inclusión de las mujeres en todos los ámbitos y a todos los niveles y la consecución plena de la igualdad real ha de ser efectiva.
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