Cuando hablamos de arte… la definición se hace complicada, y la distinción entre arte y no-arte, un poco confusa.
Una dificil y siempre cambiante definición
Esta pregunta, de hecho, ha tenido distintas respuestas a lo largo de la historia. La noción actual hereda del Renacimiento, cuando los académicos teóricos italianos, como Vasari, decidieron cuáles eran los valores artísticos a apreciar en una obra: la imaginación artística, la carga simbólica y el toque personal de virtuosos maestros artistas como Miguel Ángel, Rafael o Leonardo Da Vinci. Anteriormente, en la Edad Media, se valoraba la utilización de materiales caros y la dificultad de la técnica empleada. Y, por supuesto, según cambiaban los principios y valores a lo largo del tiempo, también cambiaba la clasificación de las técnicas existentes. El mosaico, por ejemplo, se contaba hasta la Edad Media dentro de las Bellas Artes, pero en los últimos siglos ha pasado a considerarse dentro de las Artes Decorativas, que son aquellas enfocadas hacia la funcionalidad o la ornamentación.
Mosaico del siglo II, ya no considerado Bella Arte. Imagen por Ken and Nyetta
Arte y tecnología: innovación vs tradición
El arte siempre ha ido acompañado de una constante lucha entre la innovación y tradición. Por un lado, la rebeldía que busca romper esquemas, sorprender o escandalizar al espectador, con el objetivo de hacerle ver el mundo desde una buena perspectiva(“desde una perspectiva determinada” pondría yo, ya que el arte en general tiende a ser imparcial ante “bueno o malo” y cuando no lo son los artistas, son brutalmente opinados hacia un lado u otro). Por otro, el academicismo que busca encontrar las reglas que definan que es buen arte, con el objetivo de que éste sea constructivo para el legado cultural de la humanidad. Y todo esto aderezado con, por qué no decirlo, un poco de elitismo.
Hasta finales del siglo XIX, los avances tecnológicos no tuvieron gran impacto en la definición de las artes tradicionales: Arquitectura, Escultura, Pintura, Música, Poesía e Interpretación. La tecnología creó nuevas técnicas o desviaciones, como el grabado o el mosaico pueden ser consideradas “desviaciones” de la pintura, ya que comparten un acabado similar y principios muy similares a la hora de su diseño y composición.
Amanece una nueva forma de arte. Imagen por Scott Wylie
El arte del siglo XX: como ha evolucionado
Y entonces llegó la fotografía. La fotografía impactó con fuerza en el mundo de la pintura. Hasta entonces uno de los usos principales de la pintura había sido el retrato, un uso práctico que parecía quedar obsoleto con la existencia de la fotografía, y muchos temieron que pretendiera reemplazarla completamente. ¿Había quedado obsoleta la figura del artista, ahora que con solo capturar un botón cualquiera podía obtener el mismo resultado que un artista hiperrealista en semanas de trabajo? Es en parte debido a este miedo que muchos pintores y teóricos no aceptaron su legitimidad como forma de arte y la boicotearon. Se pueden datar acercamientos artísticos a la fotografía desde mediados del siglo XX (Julia Margaret Cameron, Lewis Caroll) y sin embargo hasta 1950 se consideraba extremadamente vulgar y pretencioso enmarcar una fotografía.
El cine no siempre ha sido considerado arte
El cine también supone un caso interesante. El cine llegó como una curiosidad, pero acabó estableciéndose como forma de arte. Por su naturaleza no terminaba de encajar en ninguna de las artes previamente establecida. Contiene interpretación, por supuesto, pero compartía más normas de estilo con la representación pictórica y la escultura. Finalmente se decidió que no podía encajar realmente en ninguna de las anteriores, y de ahí que se acuñara el término “Séptimo arte” (Ricciotto Canudo, 1911). Pese a que apareció posteriormente, se estableció como “arte” antes que la fotografía. Se podría argumentar que esto es debido a que no tenía tantos detractores ya que no parecía “venir a quitarle el trabajo a nadie”. Por otro lado, la industria cinematográfica supuso un gran impulso económico para EEUU, y esta forma de arte y entretenimiento obtuvo por ello abundante buena publicidad.
El arte digital surge de forma incontrolada y bizarra. Imagen por Ellen
Una forma de arte hecha «a medida»
El siglo XX es conocido por sus muchos micro-movimientos artísticos. Los que luego formarían el “Arte de los nuevos medios”, o arte digital actual tenían como precursores movimientos de mayor impacto, como el dadaísmo, estridentismo o Pop Art, pero nunca tuvieron el alcance necesario como para ganar tracción y evolucionar para estar a la altura de sus “hermanos mayores”. Esto cambió con la llegada de Internet. Internet ha cambiado la sociedad humana a muchos niveles, y el arte es uno de ellos. Con la llegada de Internet, el arte digital encontró su verdadero impulsor. No sólo Internet ofrecía un foro de intercambio en que las obras podían llegar a todo el mundo, sino que el arte digital había nacido en una pantalla para ser mostrado en una pantalla. Puedes ver una fotografía del Guernica en tu ordenador, pero no estarás experimentando ni la mitad de lo que el autor pretendía al pintarlo. Sin embargo, cuando ves arte digital, lo experimentas tal y como el autor tiene en mente que lo vas a experimentar. Es decir, el arte digital se encuentra en su hábitat natural en la pantalla de tu ordenador.
Por supuesto, es un arte que empezó muy joven, casi desde cero, cogiendo lo que podía de lo mucho que se había escrito sobre otras forma de arte. Pero evolucionó rápido. Ninguna otra forma de arte ha evolucionado tanto en tan poco tiempo, gracias a la enorme comunidad global sobre la que se apoya; y ahora, con casi veinte años de internet a nuestras espaldas no solamente es innegable su valor artístico, sino que ha producido toda una serie de derivados completamente nuevos: arte algorítmico, CGI, diseño web… todas formas de arte completamente nuevas que aprovechan las influencias de sus predecesores, crean sus propias normas y, a veces, incluso influyen y retroalimentan al arte “tradicional”. Incluso algunos géneros “marginales” como el cortometraje han visto un renacer gracias a este medio.
Consideremos también que es un territorio nuevo e inexplorado. El salto generacional que ha supuesto la tecnología entre la gente que nació antes y después de los 80 es evidente en el día a día, y este se traslada al mundo del arte. Considere el lector la evolución de las técnicas y herramientas artísticas antes del siglo XX. Los artistas han trabajado el mármol y el barro, por ejemplo, durante siglos. Siglos de perfeccionamiento y refinamiento de las técnicas y herramientas. ¿Cuán joven es, en comparación, el arte digital? Y no es sólo una cuestión de antigüedad. El mármol es mármol. Y las herramientas no han cambiado mucho en los últimos 3000 años. Comparemos esto con las “herramientas digitales”. Cada AÑO salen nuevas herramientas y técnicas. Y no hablamos solamente de una nueva versión de Photoshop, sino de paradigmas completamente nuevos. Del ratón a la tableta gráfica. Del modelado por vértices a Zbrush. Del monitor a la impresora 3D y Occulus Rift. Apenas hemos tenido tiempo de juguetear con una tecnología cuando aparece una nueva completamente distinta. Y a estas, añadámosle las que inventan los propios artistas, conscientes de las casi infinitas posibilidades, en un intento de innovar aún más. Y con nuevas formas de arte, vienen nuevas formas de compartirlo, ¡y viceversa!
Arte y tecnología: ¿cómo será en futuro?
De ahí que aparezcan continuamente nuevas formas de expresión. Obras que nos hacen replantearnos, como ya hicieron la fotografía y el cine, si eso es arte. ¿Y qué es el arte en sí? Como se mencionó al principio, esta pregunta ha sido una constante en la historia del arte, y en la humilde opinión del autor de estas líneas, eso es algo positivo. El arte vive sometido a “selección natural” y ésta acaba produciendo resultados positivos, en líneas generales. Cierto es que a veces una obra no obtiene la atención que merece, pero gracias a “la magia de internet”, toda forma de arte digital queda preservada y eternamente disponible al público en inconmensurables galerías permanentes como puede ser YouTube o DevianArt, donde conviven maestros de la acuarela digital y la fotografía con novatos del Photoshop. Pero ninguna se extinguirá como el “dodo”. Obras insignificantes pueden ser descubiertas años después de haber sido realizadas, o inspirar a otros artistas en nuevas direcciones. Este es el impacto de la tecnología en el arte.
Cierto es que a veces esto nos llevará a lugares extraños, en los que nos preguntaremos qué hacemos aquí y si no habremos perdido el norte. No creo que esto sea algo preocupante. Recordando la famosa cita de Edison: “No será un fracaso, solo descubriremos 999 formas de cómo no hacer arte”. Y gracias a la tecnología, perdurarán como recordatorio y fuente de inspiración.
Comentarios
Hola gracias por la ayuda
Muy interesante la información obtenidas de este texto gracias muy buena información creo que hay que acentuar más en el uso de la electricidad como herramienta para el desarrollo inconmesurable de las artes que sin la energia electrica hubiese sido bastante engorroso en todas pasa formas del arte como hoy lo conocemos y digerimos los buenos amantes y estudiosos de las artes. Soy Carlos Montilla directo tecnico de teatro 47 años EN EL medio en los actuales momentos soy el director tecnico del teatro baralt de Maracaibo estado Zulia de Venezuela gracias.