El anamorfismos es un término que está de moda y del que seguramente habéis oído hablar. A continuación vamos a descubrir todo sobre la tendencia del anamorfismo que lleva muchos siglos presente en nuestra sociedad.
Conozcamos la definición del término, su historia y algo que sin duda os sorprenderá: ejemplos de marcas que utilizan el anamorfismo en sus diseños como recurso estratégico para atraer a su público objetivo.
Pero antes de comenzar ¿Qué es el anamorfismo?
Un anamorfismo es una distorsión visual sobre un plano que genera una ilusión óptica.
Esta se produce por medio de un espejo curvo o un procesos matemáticos, de tal manera que solo es posible apreciar la imagen si se observa desde un punto de vista distinto al habitual. En este punto la imagen real se reconstruye, siendo reconocible por nuestra mente.
Es una técnica que sin duda revoluciona el panorama creativo tal y como lo conocemos. Un efecto que cautiva y asombra totalmente la mirada de sus espectadores
¿Cuándo surgió el anamorfismo?
Una de las mayores curiosidades sobre el anamorfismo es que, a pesar de ser un recurso visual en tendencia, sus orígenes no son actuales como pensamos. Se lleva utilizando miles de años y a pesar de existir desde hace tanto tiempo es ahora cuando el mundo del diseño ha hecho de esta estrategia visual una herramientas más actual que nunca.
El anamorfismo nace en la Antigua Grecia. En aquella época eran pocos los afortunados que podían comprender esta, ya que se trataba de una técnica que requiere de amplios conocimientos en el ámbito artístico y matemático, así como de muchas horas de investigación y práctica.
Desde su nacimiento, la evolución de esta técnica ha sido exponencial. Los artistas del renacimiento aplicaron el anamorfismo a la decoración de las grandes edificaciones religiosas. Bóvedas, capillas, altares,... fueron pintadas de extrañas imágenes que obligaban al feligrés a situarse en un punto exacto para ser sorprendido con la imagen resultante.
El propósito era conseguir una sensación de gran profundidad e inmersión, de deslumbramiento y descubrimiento, siempre con un sentido místico de la fe.
Otro ejemplo muy ilustrativo de esta misma época es la famosa obra de “Los Embajadores” que se encuentra en la National Gallery de Londres. Una mítica obra renacentista del pintor holandes Hans Holbein.
En este cuadro, Holbein retrata una calavera en anamorfosis, creando una forma abstracta que solo es posible de apreciar si miras el lienzo desde el lateral derecho de la obra.
En la actualidad, la anamorfosis se ha desarrollado potencialmente dentro del arte urbano. Los artistas urbanos hacen uso de esta técnica para desarrollar piezas tridimensionales, de grandes dimensiones, hiperrealistas e imposibles de ser procesadas por el cerebro humano, toda una nueva sensación en el arte y el diseño más actual.
El anamorfismo en el marketing
El anamorfismo, por su naturaleza, es una técnica que fácilmente llama la atención y embelesa al espectador. Muchas marcas ya se han dado cuenta de su potencial, no solo en la comunicación visual de la marca, sino que también en el marketing de espacios y eventos.
Se emplea para llamar la atención de todo aquel que pase por ese espacio. Sigue leyendo si quieres conocer algunas de las aplicaciones de esta técnica tan interesante:
Lacoste
Lacoste es una de las grandes marcas que han confiado en esta técnica. Utilizó anamorfismo en uno de sus spot más famosos, en el cual no descubrías de qué trataba el spot hasta el final de este. Esto provocó mucha expectación en el consumidor haciendo que lo visualizase hasta el final.
Parking Eureka Tower Carpark de Melbourne por Emerystudio
Este estudio realizó unos graffitis usando técnicas de anamorfismo en el parking eureka tower carpark de Melbourne. Pintaron dos palabras “down” o “up” según la dirección en la que se leyese. Sin duda una forma muy innovadora de darle un toque chic a algo tan común como un parking, como construir una experiencia normal en una que deja huella.
Boamistura
Nos transportamos ahora al mercado de la cebada en Madrid, España. La marca Boamistura decoró las cúpulas de este mercado c haciendo que desde una posición determinada, el usuario pudiese leer la palabra “color”, la cuál era la pieza que completaba la intervención de todo el edificio.