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Trastornos de la conducta alimentaria
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Tipos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un grupo heterogéneo de enfermedades psiquiátricas muy complejas. Este tipo de enfermedades se manifiestan con alteraciones físicas relacionadas con el peso y la imagen corporal que conducen a graves problemas tanto físicos como psicológicos.

Se trata de enfermedades crónicas que afectan con mayor frecuencia a mujeres adolescentes y jóvenes, aunque también pueden afectar a otros grupos de población, como hombres y mujeres de otras edades.

Se da una alteración del consumo de alimentos y por tanto una malnutrición del cuerpo lo cual puede tener graves consecuencias.

Según el Manual Diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association (APA) son dos los principales trastornos de la conducta alimentaria específicos: La anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN), además de otros seis trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANE) que son aquellos trastornos que no cumplen con todos los criterios de diagnóstico de anorexia o bulimia nerviosa. A partir del año 2013 los TCANE pasaron a formar parte de los trastornos especificados.

Anorexia Nerviosa

La anorexia nerviosa es uno de los principales trastornos de la conducta alimentaria específicos. Se trata de una alteración por la que la persona afectada se niega a ingerir alimentos por miedo a engordar y aumentar su peso corporal. Existen dos tipos de anorexia nerviosa:

  • Anorexia nerviosa de tipo restrictiva, en la que se suprime la ingesta de alimentos.
  • Anorexia nerviosa de tipo purgativa, en la que además de los periodos de inanición la víctima se provoca el vómito y diarreas mediante el uso de laxantes y diuréticos.

Alrededor del 50% de las víctimas de anorexia nerviosa desarrolla también la alteración de la bulimia nerviosa.

Criterios Diagnósitcos

Para el diagnóstico de la anorexia nerviosa se siguen los criterios de DSM-5 y CIE-10. Son los siguientes:

  • Según CIE-10:
    • Pérdida de peso de forma significativa (valore de IMC inferior a 17,5 kg/m²).
    • Distorsión de la imagen corporal.
    • Pérdida de peso provocada: A través de la restricción alimentaria, vómitos, purgas, ejercicio físico intenso, consumo de fármacos anorexígenos…
    • Trastorno endocrino que afecta al eje superior hipotálamo-hipófisis-gónadas.
    • Enlentecimiento o detención de las manifestaciones puberales.
  • Según DSM-5:
    • Restricción de la ingesta de energía en comparación con las necesidades. Conlleva a un peso bajo para la edad, sexo y el momento del desarrollo en el que se encuentra la persona.
    • Temor intenso a la ganancia de peso y la obesidad, incluso en situación de infrapeso.
    • Alteración en la percepción de la silueta  y del peso, exagerando su importancia y negando el peligro que supone el bajo peso corporal.
    • En mujeres que ya han pasado la pubertad, presencia de amenorrea.

Bulimia Nerviosa

Este trastorno es definido como la alteración de la conducta alimentaria caracterizada por un descontrol en la ingesta de alimentos. La persona afectada por bulimia nerviosa realiza grandes ingestas de alimentos, más comúnmente, poco saludables, es decir, alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares, etc. Este tipo de consumo de alimentos, les genera un sentimiento de culpa, les hace pensar que van a engordar y buscan medios para impedir esos efectos. Algunos de los métodos que utilizan son la realización de actividad física de forma muy intensa, autoprovocación del vómito, uso de diuréticos y laxantes, dietas restrictivas...

Esta alteración también se divide en dos tipos:

  • Bulimia nerviosa de tipo purgativa. Caracterizada por las purgas tras el consumo de grandes cantidades de alimentos.
  • Bulimia nerviosa de tipo no purgativa. Son periodos en los que la víctima sigue las pautas del paciente anoréxico.

Criterios diagnósticos

Para el diagnóstico de la anorexia nerviosa se siguen los criterios de DSM-5 y CIE-10. Son los siguientes:

  • Según CIE-10:
    • Continua preocupación por los alimentos, ganas irresistibles de comer que conllevan a la víctima a realizar“atracones” en los que consume grandes cantidades de comida en periodos de tiempo muy cortos.
    • Sentimientos de culpa tras los episodios de atracón y práctica de actividades purgativas. En casos en el que la bulimia afecta pacientes diabéticos es posible que este abandone el tratamiento con insulina.
    • Miedo a engordar. La víctima tiene un objetivo de peso muy inferior al óptimo. En algunos casos hay antecedentes de anorexia nerviosa. El episodio anterior de anorexia puede manifestarse con una pérdida moderada de peso y amenorrea transitoria.
  • Según DSM-5:
    • Realización de atracones recurrentes. Caracterizados por:
      • Consumo de gran cantidad de alimentos en poco tiempo, es decir, cantidades de alimentos mayores a las que la mayoría de personas consumirían en el mismo tiempo y en las mismas circunstancias.
      • Sensación de incapacidad de control de la ingesta de alimentos. Sienten que no pueden parar de comer.
    • Práctica de actividades compensatorias inapropiadas de forma recurrente con el objetivo de no ganar peso.
    • Los atracones y prácticas compensatorias ocurren al menos una vez a la semana durante al menos tres meses.
    • Su autoestima está muy influida por su peso y constitución corporal.
    • Esta alteración no aparece solamente durante episodios de anorexia nerviosa.

TCANE o trastornos de la conducta alimentaria no especificados

Los TCANE son los trastornos de la conducta alimentaria no especificados. Fueron definidos así por el DSM-IV dado que no cumplen con todos los criterios diagnósticos propios de la anorexia o bulimia nerviosa o bien porque los síntomas de la enfermedad son más leves. Por ejemplo, la sintomatología de la anorexia sin amenorrea (pérdida de la menstruación). Como ya sabemos, en el nuevo manual DSM-5 estos trastornos son incluidos dentro de los especificados. De esta forma se incluyen dentro de los TCANE aquellos en los que no se cuenta con información suficiente o no se presentan síntomas significativos clínicamente.

De modo que otros trastornos de la conducta alimentaria especificados son los siguientes:

Anorexia nerviosa atípica

Este término se usa cuando falta una o más características propias de la anorexia o bien cuando no presentan un cuadro grave de anorexia nerviosa. Las personas con anorexia nerviosa atípica pueden tener preocupaciones obsesivas relacionadas con la alimentación, el peso y la imagen corporal, pero es posible que no experimenten una pérdida de peso significativa o que su peso se encuentre dentro del rango normal. A pesar de esto, siguen teniendo un temor intenso a ganar peso y pueden comprometer su salud debido a comportamientos restrictivos y obsesiones relacionadas con la comida y la figura.

Bulimia nerviosa atípica

Hablamos de bulimia nerviosa atípica cuando falta una o más características propias de la bulimia. Estos pacientes suelen tener un peso corporal superior a lo normal. Puede acompañarse por síntomas depresivos. Así pues, las personas con bulimia nerviosa atípica pueden experimentar atracones recurrentes, en los cuales consumen grandes cantidades de alimentos en un período de tiempo breve, pero no necesariamente llevan a cabo conductas compensatorias como los vómitos o el abuso de laxantes.

Trastorno de pica

Se puede diagnosticar a cualquier edad. Se trata del consumo de sustancias no nutritivas o sustancias no alimentarias que son inadecuadas para el correcto desarrollo del organismo. Un ejemplo es la ingesta de cabello. Las personas con este trastorno pueden tener un apetito anormal por sustancias que no están pensadas para ingerir, lo que puede llevar a obstrucciones intestinales o intoxicaciones. Algunos tipos específicos de trastorno de pica incluyen la ingestión de sustancias comestibles pero no nutritivas, como almidón crudo, harina o sal.

Trastorno de rumiación

Se caracteriza por la regurgitación de los alimentos, muchas veces de forma automática e involuntaria. Es más común en personas con discapacidad intelectual. Para diagnosticarlo el paciente debe pasar un mes manteniendo la conducta inadecuada. El trastorno de rumiación puede provocar problemas digestivos y nutricionales, como la pérdida de peso y deficiencias nutricionales. Si no se trata, puede dar lugar a una situación de desnutrición severa.

Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos

Es la falta de ingesta de alimentos bien por desinterés, por preferencias en cuanto al gusto de los alimentos, por las consecuencias de comer… Genera deficiencias nutricionales significativas. Las personas con este trastorno pueden experimentar ansiedad intensa o miedo al comer alimentos específicos debido a su sabor, textura, apariencia o incluso a pensamientos negativos asociados a ellos. La mayor parte de la población suele sentir aversión hacia algún tipo de alimento, especialmente si se trata de algunas verduras de aspecto poco amigable. No obstante, cuando este rechazo es general y conduce a deficiencias nutricionales, podemos hablar de un trastorno de evitación de alimentos.

Trastorno de atracones

En este caso el atracón no se asocia a una actividad compensatoria. Como resultado, es común que las personas con trastorno de atracones tengan sobrepeso u obesidad, lo que puede llevar a problemas de salud física y emocional. Se puede considerar una subcategoría dentro de los trastornos de bulimia atípica.

Trastorno por purgas

Se trata de practicar actividades purgativas con la finalidad de modificar el peso corporal o la constitución sin que tenga lugar un atracón previo. En su lugar, recurren a las conductas compensatorias, como el vómito autoinducido, el abuso de laxantes o el ejercicio excesivo. Es realizado por personas con peso normal y tras la ingesta de alimentos en cantidades  pequeñas. Estas conductas pueden llevar a desequilibrios electrolíticos, problemas dentales, irritación de la garganta y otros problemas de salud física.

Síndrome de ingesta nocturna de alimentos

Le ocurre a personas que sufren episodios continuos de consumo de alimentos durante las horas nocturnas. Las personas con este trastorno a menudo tienen dificultades para conciliar el sueño y pueden despertarse varias veces durante la noche para comer. Esto puede provocar insomnio, sensación de culpa o vergüenza asociada a la alimentación nocturna y una mayor dificultad para controlar el peso. Es un patrón de alteración de la ingesta que no se puede asociar a otro trastorno clínico.

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      Comentarios

    1. Alis dice:

      Gracias la información de esta pagina me fue muy útil y completa incluso como para referencia bibliográfica

       

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