El desarrollo de nuevas tecnologías es un hecho que ocurre en todos los ámbito de la vida. La innovación siempre ha estado presente en la
tecnología sanitaria, y algo que ahora consideramos cotidiano, incluso arcaico, en su día fue un gran avance, como por ejemplo la radiología, que utiliza la tecnología imagenológica para diagnosticar enfermedades.
Pero hoy en día, tanto las técnicas radiológicas como las pruebas invasivas (pinchazos, extracciones, biopsias) están siendo sustituidas por otras más novedosas, rápidas y sencillas, las cuales permiten un mejor manejo de la situación tanto para el profesional sanitario como para el propio paciente, lo que se traduce en un mejor nivel de vida. Tradicionalmente, para lograr un buen diagnóstico y tratamiento se requieren grandes infraestructuras como hospitales o laboratorios. Sin embargo, en los últimos años, el desarrollo de la tecnología sanitaria está permitiendo agilizar el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades sin depender de grandes infraestructuras sanitarias. Otra ventaja es que la información queda disponible al instante y el número de errores por parte de los profesionales sanitarios disminuye, ya sea por mala legibilidad, datos incompletos, etc.
A continuación, se detallan algunos de los avances más significativos en cuanto a tecnología sanitaria en el campo del diagnóstico de diversas patologías.
Nanorobots en tecnología sanitaria
En este ámbito, destacar a un grupo de investigación del Davis Cancer Center de la Universidad de California, el cual publicó en 2014 un trabajo en el que utilizaba las Nanoporfirinas como agentes de detección y tratamiento en pacientes con cáncer. Estas porfirinas tienen un tamaño entre 20 y 30 nanómetros y se administran al paciente cargadas con sustancias anticancerígenas. Tienen la ventaja de reconocer y atacar sólo a las células cancerígenas. En el campo del diagnóstico una vez que encuentran el tumor y penetran en él, lo hacen más visible en pruebas como las resonancias magnéticas o las PET (tomografía por emisión de positrones). Esto facilitaría la detección temprana, aumentando las opciones de tratamiento.
Hace menos de un año, el grupo de investigación dirigido por Martinez-Mañez de la Universidad Politécnica de Valencia, ha conseguido que dos nanopartículas se coordinen para realizar una tarea, lo que supone un paso importante pues con este tipo de aplicaciones se podrían construir ejércitos distribuidos y autónomos de nanomáquinas que combatan enfermedades como el cáncer, comunicándose entre ellos.
Chips y Nanochips
Los chips de ADN, entre otros, se suelen utilizar en el diagnóstico de enfermedades, para la comparación de la expresión genética de células sanas frente a enfermas. Normalmente, al ser dispositivos de tamaño considerable destruyen las células en las que se introducen para su análisis. Un grupo de investigadores del CSIC, ha conseguido crear chips millones de veces más pequeños que los habituales, para poderlos introducir en la célula viva, mediante el recubrimiento con una capa de lípidos que facilita que la célula los pase a su interior de forma fisiológica.
Recientemente, el IBM ha desarrollado un chip en escala nanométrica que es capaz de comprimir en un único dispositivo de silicio todos los procesos necesarios para analizar una enfermedad que, normalmente, se llevarían a cabo en un laboratorio de bioquímica a escala completa.
La mayoría de estos chips de diferentes escalas se encuentran en fase de desarrollo, pero si todo va bien, se podrá contar con un nuevo sistema de detección “low cost”, accesible y preciso para detectar enfermedades como la diabetes, meningitis, neumonía y el cáncer a partir de una sola gota de sangre o por el contacto con la piel o fluidos corporales.
Reconocimiento facial
Este método ha sido utilizado en diversas áreas desde hace décadas, sin embargo, hace poco que se emplea en el ámbito de la tecnología sanitaria. Un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI) en Bethesda, Maryland (Estados Unidos) han comenzado a sacar provecho al reconocimiento facial para diagnosticar enfermedades genéticas. En concreto, el síndrome de DiGeorge, originado por la supresión de un pequeño segmento en el cromosoma 22 y que puede ocasionar una serie de complicaciones médicas y diferentes problemas cognitivos, presenta en la actualidad un diagnóstico complejo el cual puede ser simplificado con esta técnica.
"Wearables" en la tecnología sanitaria
En la actualidad, los “wearables” o "dispositivos vestibles" se conciben como dispositivos relacionados con el ocio: pulseras que guardan información sobre el modo de vida, relojes inteligentes, ropa que cambia de color, etc. Sin embargo, en medicina estos dispositivos resultan muy útiles, como ejemplo, Michael Strano en el MIT, está desarrollando un material que se puede mezclar con un hidrogel e inyectar como un tatuaje. Con esto pueden cuantificar el nivel de sustancias en la sangre, cuyos valores indican alguna patología.
Por otro lado, el servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, ha probado con éxito una camiseta inteligente, la cual ha sido desarrollada por la empresa española Nuubo para monitorizar a pacientes con arritmias cardíacas. De este modo se evita el cableado típico de las técnicas de detección habitual mediante “holter”, la cual se realiza durante 24 horas, y en algunos de los casos no se llegan a dar las arritmias en ese tiempo tan limitado, lo que provoca un falso negativo.
Todos estos avances en tecnología sanitaria persiguen ahorrar tiempo en la realización de pruebas, facilitar el análisis de resultados y reducir el tamaño de muestra para diagnosticar la enfermedad, así como evitar el ingreso hospitalario para la realización de pruebas. Sin embargo, el uso de nuevas tecnologías puede verse limitado por la falta de recursos financieros o humanos, o, por otro lado, puede traer consigo precisamente una utilización más racional de los recursos disponibles.
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