Las tablas de composición de alimentos son una de las herramientas más útiles a la hora de evaluar el estado nutricional de una población, un menú o una dieta. Ofrecen información cuantitativa más exacta de los macronutrientes, micronutrientes y otros componentes.
Ya se ha demostrado que la dieta, y en concreto algunos alimentos, tiene un papel fundamental en el mantenimiento de un estado óptimo de salud y en la prevención de enfermedades, muchas de ellas crónicas. Y para determinar si un alimento es saludable o no, debemos recurrir a las tablas de composición de alimentos
¿En qué consisten las tablas de composición de alimentos?
Las tablas de composición de alimentos proporcionan información sobre la composición de los alimentos. Su uso no solo se reduce a la clínica, sino que también es aplicable a la investigación, salud pública, educación, industria alimentaria y para implantar nuevas legislaciones alimentarias.
En España, se han publicado 18 tablas de composición de alimentos que han sido elaboradas y publicadas por centros universitarios, de investigación y laboratorios nacionales. Su intención de dar a conocer esta información y ayudar a la población en general, por lo que son muy accesibles.
Estas tablas recogen la información nutricional de todos los grupos de alimentos. Indicando las cantidades que contienen de hidratos de carbono, lípidos, proteínas, fibra y energía por cada 100 g de cada alimento. Y en función de la clasificación, también podemos encontrar información de micronutrientes como vitaminas y minerales.
Hay tablas más específicas que contienen información más detallada como las grasas de los alimentos. Por lo que indican los ácidos grasos saturados, monoinsaturados, poliinsaturados, lo que resulta beneficioso para conocer el perfil lipídico completo y valorar si son grasas de alta calidad biológica o no.
Importancia de las tablas de composición de los alimentos
Hasta hace poco, de forma generalizada, únicamente nos fijábamos en el contenido total de kcal para determinar si un alimento era “bueno” o “malo”. Pero, poco a poco, se ha demostrado que la calidad de un alimento depende de su contenido en nutrientes.
Y por si te lo preguntas, los nutrientes son las sustancias que componen los alimentos o bebidas y que proporcionan energía. Son necesarios para el crecimiento, desarrollo y el mantenimiento de la vida y su carencia hará que se produzcan cambios químicos o fisiológicos de gran relevancia.
A partir de todo este conocimiento, se podría decir que un aguacate, que proporciona 167 kcal por cada 100 g es un mal alimento y que engorda. Frente a una barrita de cereales que aporta 119 kcal por 100 g. Pero si atendemos a la composición nutricional, nos damos cuenta de que el aguacate es rico en ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos insaturados, potasio, vitaminas C, E y B6 y su contenido en hidratos de carbono es de 4,7 g.
En cambio, la barrita de cereales no aporta grasas de alto valor biológico, ni vitaminas ni minerales y sí mayor cantidad de hidratos de carbono (14,2 g) en su mayoría, azúcares refinados.
Valores Nutricionales de Referencia
Además, para asegurar y preservar la salud de la población, se han introducido los conceptos de Ingestas Recomendadas por día para estos nutrientes. Estas recomendaciones se hacen en función de la edad, sexo, situación fisiológica específica (gestación, lactancia, crecimiento, vejez...) y actividad física.
Y debido a la ya conocida relación entre alimentación y desarrollo de enfermedades crónicas (obesidad, cardiovasculares, diabetes, algunos tipos de cáncer) se destaca el hecho de que desde la infancia se debe llevar una dieta saludable con la finalidad de prevenir estas patologías. En este sentido, consultar las tablas de composición de alimentos, es conveniente para ver qué alimentos tienen un mayor contenido en colesterol, grasas saturadas o hierro, por ejemplo.
¿Qué es la información nutricional?
Pero en ocasiones, puede resultar poco útil estar pendiente de una tabla, por ejemplo, en el supermercado a la hora de hacer la compra. Para esto, puedes recurrir a la información nutricional, que podemos encontrar en el etiquetado.
La información nutricional de un alimento es el valor energético y los nutrientes que lo componen. Y debe venir expresada por 100 g y de forma voluntaria, por porción. El formato de elección para presentar esta información es de tabla.
Y según el Reglamento (UE) nº1169/2011, es obligatorio incluir en las etiquetas de los alimentos transformados, la información nutricional relativa a valor energético, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Esta declaración debe ser realizarse por 100 g de alimento o 100 ml de bebida.
Junto a esta información, se puede añadir, con carácter voluntario, los valores de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, vitaminas o minerales.
Pero hay alimentos en los cuales no es obligatorio incluir la información nutricional en el etiquetado, como son:
- Alimentos sin envasar para venta al consumidor final y colectividades
- Alimentos envasados en los lugares de venta a petición del consumidor.
- Los alimentos envasados por los titulares del comercio al por menor, para su venta inmediata
Como mencionaba antes, cada vez es más común que en el etiquetado nos encontremos los valores expresados en porcentajes, llamados VDR. Estos son valores dietéticos de referencia que indican la cantidad necesaria de nutrientes para llevar una dieta saludable, de manera que establecen unas recomendaciones de consumo.
Aunque esta información no sea obligatoria, ya podemos encontrarla en la mayoría de los productos. Cabe destacar que no son objetivos ni recomendaciones nutricionales para personas concretas, sino valores de referencia para un adulto sano que consume una dieta de 2000 kcal/día.
¿Cómo usar las tablas de composición de alimentos de forma correcta?
Por lo que, de forma general, podemos afirmar que gracias a las tablas de composición de alimentos, se puede observar más detalladamente la composición del alimento o bebida en cuestión. Y en función de esto se determinará si su consumo es apto o no para una patología determinada o para elaborar una dieta personalizada.
Para alimentarnos de forma saludable, no es necesario comer un único alimento, sino que necesitamos una buena proporción de energía y nutrientes, contenidos en alimentos basados en una dieta variada y equilibrada. El déficit de cualquiera de estos puede provocar, a corto o largo plazo, la aparición de enfermedades. E igualmente ocurre con un exceso.
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