¿Conoces los efectos del sol en la piel? Con motivo de la celebración del Día Europeo de la Prevención contra el Cáncer de Piel quiero daros unos tips que os ayudarán a evitar este mal tan extendido en los últimos años.
La llegada del buen tiempo hace que nos apetezca realizar ocio, exponiéndonos más al aire libre, por lo tanto al sol. Uno de los destinos más elegidos es la playa, donde multitud de personas se exponen al sol para conseguir una piel bronceada y parecer más atractivo y saludable. El sol nos aporta grandes beneficios si no excedemos del tiempo ni de la forma de tomarlo, ya que resulta perjudicial a nuestra salud causando daños que en ocasiones son irreversibles.
En la capa de la atmósfera, la estratosfera, se encuentra la capa de ozono, la cual absorbe entre el 97-99% de la radiación ultravioleta de alta frecuencia. El problema reside en que esta capa tan importante está en un continuo deterioro por lo que esta protección cada vez es menor. Por eso, es esencial que nos protejamos del sol cuando lo tomamos y, evitar en verano, la exposición durante las horas que mayor radiación hay (12:00 hasta las 18:00).
No solo daños: los beneficios del sol para el ser humano
Los beneficios que el sol nos aporta son múltiples, pero uno de los más importantes es que nos permite la absorción de la vitamina D, la asimilación y metabolización del calcio y el fósforo por nuestro organismo, estimula la formación de la vitamina A que junto con la D fortalecen los huesos y los dientes. Los alimentos no nos aportan las cantidades que se requieren para el buen funcionamiento del mismo por sí solos , por ello, es el sol el que nos ayuda a incorporarlas o asimilarlas. El tiempo de exposición que los expertos aconsejan para que nuestro organismo absorba y asimile estas vitaminas es de 5-10 minutos, 2 o 3 veces a la semana. Como pueden comprobar se aleja mucho del tiempo que, por norma general, tomamos el sol en la playa.
Los efectos del sol en la piel: porqué la exposición excesiva es tan dañina
Los efectos del sol en la piel pueden llegar a ser muy dañinos ya que es la fuente energética más potente de la naturaleza. La exposición más allá del tiempo recomendado, ocasiona efectos negativos de carácter inmediato y tardío.
Efectos inmediatos
- Quemadura solar (de primer grado o enrojecimiento, segundo grado con ampollas)
En primer lugar aparece el eritema o enrojecimiento que da comienzo a las pocas horas, dando su máxima intensidad a las 12 o 24 horas tras la exposición. La facilidad de quemarse es proporcional al número de exposiciones previas. El causante de este efecto nocivo son las radiaciones B que afectan a la capa más externa de la piel, la epidermis y un 10% de su efecto a la dermis. Los rayos ultravioleta de tipo A también pueden ocasionar quemaduras pero se necesita de una mayor exposición que los B, no siendo este tipo de afectación el problema más violento que pueda ocasionar.
- Bronceado (pigmentación inmediata o diferida)
El bronceado es el oscurecimiento de las células de la piel, llamadas melanocitos, que dan el pigmento a la piel de forma autoprotectora de los rayos solares ultravioleta B, pero no nos protegen de los rayos ultravioleta A que atraviesan la capa de la piel y producen cambios profundos en la vascularización de la dermis, degeneración del colágeno y carcinogénesis cutánea. Por lo tanto, el bronceado nos protege de las quemaduras pero no de los efectos de los rayos A ni de los efectos tardíos sobre nuestro organismo, que describiremos más adelante. Estos son los rayos que se utilizan en las cabinas de bronceado de forma artificial.
Otros efectos inmediatos provocados por el sol, pero menos habituales, son las alteraciones del sistema inmunitario y las insolaciones.
Efectos tardíos
- Fotoenvejecimiento cutáneo
Envejecimiento prematuro de la piel que implica dilatación vascular, las arrugas aumentan en espesor o comienzan a tornarse ásperas.
Es premaligna y constituye un factor de riesgo de carcinoma de células escamosas. Se da sobre todo en personas mayores.
- Alteraciones oculares (catarata)
Algunos de los efectos agudos de la radiación UV sobre el ojo son la fotoqueratitis (inflamación de la córnea y del iris) y la fotoconjuntivitis (inflamación de la conjuntiva, que es la membrana que recubre el interior de los párpados), que son trastornos dolorosos pero reversibles, y fácilmente evitables usando gafas de protección.
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