La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que afecta principalmente a personas de mediana edad (aproximadamente 30 años) y se caracteriza por una inflamación facial crónica. Afecta aproximadamente a un 10% de la población. Es más común en mujeres y en personas con fototipos de piel claros. La rosácea puede ser una condición difícil de manejar. Y encontrar el tratamiento adecuado va a marcar la diferencia en cómo te sientes y cómo te ves. Ya que esta es una enfermedad que no incapacita, pero afecta a la calidad de vida del paciente y a su autopercepción, porque la rosácea se localiza en la cara primordialmente.
¿Por qué se produce la rosácea en la cara?
La rosácea es una patología inflamatoria crónica, como ya hemos mencionado, de aspecto acneiforme. Aunque la etiología (la causa de la rosácea) de esta enfermedad no esta nada clara, se piensa que se debe a una confluencia de diferentes factores. Entre ellos factores genéticos y ambientales que han demostrado ser factores de riesgo en la aparición de esta patología.
Entre los factores de riesgo ambientales, se ha demostrado una alta incidencia en la exposición solar y la aparición de brotes de rosácea. Además, el estrés, la actividad física intensa, consumir bebidas calientes, el picante, el consumo de determinados fármacos, la presencia de ácaros como el Demodex foliccullorum o la exposición frente al viento o al frío.
Además, se cree que hay una disfunción en el sistema inmunológico en la rosácea. Se ha encontrado que las personas con rosácea tienen una respuesta inmunológica anormal a ciertos agentes irritantes en la piel, lo que puede contribuir a la inflamación crónica.
La aparición de esta dermatosis presenta localización facial en la zona central. Además, no se suele distribuir de forma homogénea. Las zonas más comunes de aparición de estos brotes son, la nariz, pómulos, frente, mentón. También pueden darse en otras zonas, pero es menos común (cuero cabelludo, cuello, orejas…).
Sus manifestaciones clínicas comienzan con la aparición de signos de rosácea en la cara. Inicia con un eritema facial (transitorio aunque puede cronificarse hasta 3 meses), denominado flushing. Además de este síntoma tan característico, puede cursar con sequedad e irritación cutánea, sensación de quemazón facial, aparición de pápulas y pústulas. En estadios avanzados de la rosácea se puede dar rinofima, que se produce por una hiperplasia de las glándulas productoras de sebo en la nariz.
Se cree que la inflamación es un factor clave en el desarrollo de la rosácea. La inflamación crónica puede afectar los vasos sanguíneos en la piel, lo que puede llevar a una dilatación permanente de los vasos sanguíneos y a la formación de telangiectasias, también conocidas como arañas vasculares.
¿Cuál es el ácaro que se relaciona con la aparición de la rosácea en la cara?
Demodex folliculorum es un ácaro que habita en los folículos pilosos y glándulas sebáceas de nuestra piel. En algunos pacientes, especialmente aquellos con rosácea, la población de este ácaro se presenta aumentado, lo que se cree que puede contribuir a la instauración de la inflamación y los síntomas de la enfermedad.
Tratamientos para la rosácea
El tratamiento de la rosácea varía según los síntomas que presente el paciente. Son muy diversos y de diferentes localizaciones, además tenemos brotes más agudos y menos agudo. En general, el tratamiento se divide en dos categorías principales: tratamiento tópico y tratamiento oral.
Tratamiento tópico
Los tratamientos tópicos se aplican directamente sobre la piel y pueden incluir:
- Metronidazol: Este medicamento se utiliza comúnmente para tratar la rosácea y ayuda a reducir la inflamación facial. Se aplica dos veces al día durante un período de tiempo determinado por el médico.
- Ácido azelaico: Este medicamento se utiliza para tratar la rosácea leve a moderada y ayuda a reducir la inflamación facial. Se aplica dos veces al día durante un período de tiempo determinado por el médico. Enfocado sobre todo al tratamiento de rosácea en la cara.
- Ivermectina: Este medicamento se utiliza para tratar la rosácea papulopustular (caracterizada por la presencia de pápulas y pústulas). Se aplica una vez al día durante un período de tiempo determinado por el médico.
- Antibióticos tópicos como: clindamicina y eritromicina
En este caso, sería interesante la recomendación del uso de fotoprotector durante todo el año de FPS 50 al menos.
Tratamiento oral
Los tratamientos orales se toman por vía oral y pueden incluir:
- Antibióticos: Los antibióticos se utilizan comúnmente para tratar la rosácea y pueden ayudar a reducir la inflamación facial. Los antibióticos que se utilizan para tratar la rosácea incluyen la doxiciclina y la tetraciclina.
- Isotretinoína: Este medicamento se utiliza para tratar la rosácea grave que no responde a otros tratamientos. La isotretinoína puede tener efectos secundarios graves y debe ser recetada por un dermatólogo.
- Beta-bloqueadores: Estos medicamentos se utilizan para tratar la rosácea ocular (caracterizada por ojos rojos y secos). Los beta-bloqueadores ayudan a reducir la inflamación y se toman por vía oral.
En los tratamientos orales, es también especialmente importante el uso de fotoprotector, ya que es un facotr de riesgo ambiental en la aparición de rosácea y además estos fármacos pueden ser fotosensibilizantes, por lo que se recomienda su uso,
Abordaje de la rosácea en la farmacia
Los farmacéuticos pueden jugar un papel importante en el abordaje de la rosácea. Cuando un paciente viene a la farmacia buscando tratamiento para la rosácea, es importante que el farmacéutico le haga preguntas sobre los síntomas que presenta el paciente y le recomiende el tratamiento adecuado.
Para ello os dejo las pautas, que el farmacéutico debe seguir cuando un `paciente aparece con este problema:
-
Identificar los síntomas: los farmacéuticos debemos estar capacitados para identificar los síntomas de la rosácea, como enrojecimiento facial, piel seca, sensibilidad, protuberancias o lesiones, para poder orientar a los pacientes de manera adecuada.
-
Consejos generales: se deben ofrecer consejos generales a los pacientes que pueden ayudar a controlar los síntomas de la rosácea, como evitar factores de riesgo como el sol, el alcohol, el estrés y alimentos picantes.
-
Recomendaciones de productos: los farmacéuticos pueden recomendar productos tópicos para ayudar a controlar la inflamación y reducir el enrojecimiento. Estos productos pueden incluir cremas con ingredientes calmantes y antiinflamatorios..
-
Derivaciones a un dermatólogo: si los síntomas de la rosácea son graves o no responden a los tratamientos tópicos, debemos derivar al paciente a un dermatólogo para que elabore un diagnóstico diferencial.
También es importante que los farmacéuticos promovamos la importancia de una buena higiene facial, el uso de protector solar y evitar los desencadenantes que pueden empeorar los síntomas de la rosácea, en definitiva, que trabajemos la educación sanitaria con el paciente.
Categorizado en:
Biosanitario