Todos hemos visto (o vivido) la imagen del deportista bañado en lágrimas instantes después de sufrir una lesión. Lo que quizá no todo el mundo percibe es que esas lágrimas casi nunca provienen del dolor físico de la propia lesión, sino de la impotencia de esa persona al saber que pasará una larga temporada antes de poder volver a disfrutar del deporte.
Esto es solo uno de mil ejemplos que certifican que la mente es más poderosa que el físico y que hay evidencia de la relación entre factores psicológicos y lesiones deportivas. Una fractura duele, sí, y mucho, pero la idea de pasar seis meses lejos de algo que forma parte de tu vida es insoportable.
Por ello, en este artículo vamos a explorar el aspecto mental del deporte.
¿Cómo influye la psicología en las lesiones deportivas?
Las lesiones físicas son una parte del deporte y hay que saber afrontarlas cuando llegan. Pero no por ello debemos adoptar una actitud pasiva y sumisa ante ellas: las lesiones pueden prevenirse y minimizarse de muchas maneras. Realizando entrenamientos específicos, revisando el material antes de la actividad deportiva… y trabajando los factores psicológicos relacionados con las lesiones deportivas. No debemos olvidar que la mentalidad es algo que caracteriza a los grandes deportistas tanto como sus aptitudes físicas y que, como todo, aunque tenga su componente innato, también puede trabajarse y entrenarse. ¡Así que vamos a ello!
Mantener una mentalidad positiva antes las lesiones
La mentalidad a la hora de afrontar cualquier reto define, en muchas ocasiones, cuál será el resultado. Todos conocemos la paradoja del elefante azul: Si alguien te dice, “No pienses en un elefante azul”, al instante se dibujará un precioso paquidermo color mar en tu mente. ¡La única forma de hacer que apareciera era invocándolo! De la misma manera, nuestra mente puede invocar nuestros éxitos o nuestros demonios, por lo que siempre debemos intentar visualizar nuestras metas y objetivos enfocándolos desde un prisma de optimismo.
Saber cuándo forzar el entreno… y cuándo parar
Como hemos remarcado desde el principio del artículo, hay lesiones que son fortuitas, inevitables e impredecibles. Por eso debemos centrarnos en minimizar aquellas que sí son evitables. Cuando estamos en la pista tenemos que esforzarnos al 100%, pero siempre habrá ciertos momentos en los que determinadas acciones pueden suponer un riesgo mayor que el beneficio. Distinguir entre cada una de estas acciones es todo un arte que nos puede evitar muchas lesiones y así aumentar el tiempo que podamos disfrutar del deporte lo que, a la larga, elevará también nuestro rendimiento.
Saber cambiar de deporte para no sobrecargarnos ni frenarnos
Cada entrenamiento y cada disciplina deportiva es un mundo, pero siempre existirá una manera de seguir progresando y disfrutando del deporte. Por ejemplo, una leve periostitis puede ser suficiente motivo para bajar los kilómetros, sí, o incluso para dejar de correr un par de semanas, pero al mismo tiempo es una excelente excusa para rescatar el bañador y mejorar en natación o, según los casos, incluso en deportes como escalada, ciclismo... las opciones son infinitas, por lo que solo debes encontrar la alternativa que te permite disfrutar del deporte sin dolor hasta que estés listo para volver.
Saber detectar tus límites físicos
El buen deportista es el que conoce sus límites y sabe llevarlos cada día un poquito más lejos. Un poquito, porque llevarlos demasiado lejos terminará irremediablemente en catástrofe. Conócete, escucha a tu cuerpo, aprende qué articulaciones o músculos son tu punto débil y esfuérzate por cuidarlos y fortalecerlos cuanto sea necesario.
Mantén la entereza, volverás de esa lesión
Una lesión no es el fin del mundo. En la inmensísima mayoría de los casos, con esfuerzo, trabajo y cabeza, todo deportista se recupera de las lesiones y vuelve con la misma o más fuerza que antes. Solo hay que seguir los consejos de un buen médico o fisioterapeuta, buscar la forma de disfrutar al máximo de los ejercicios de recuperación, considerarlo una parte más del entrenamiento y regresar.
Por último y más importante, no tengas miedo. No hay diferencia entre dejar de hacer deporte por miedo a lesionarse y estar lesionado.
Como vemos, en casi todos los casos es necesaria una combinación entre la mentalidad adecuada y las acciones necesarias para fortalecer y proteger tu físico. Trabajar el aspecto psicológico es tan importante como cualquier otro entrenamiento, pero sentarte en la posición del loto a decir “ohm” y alcanzar el nirvana no te servirá de nada si después no llevas ese nirvana contigo y lo pones en práctica.
Una buena preparación previene las lesiones tan fuertemente como las provoca una mala preparación.
Jueguen... ¡y cuídense mucho!
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