Lee este artículo para descubrir los beneficios Kefir.
El kéfir o también conocido como “yogur búlgaro”, se ha convertido en uno de los probióticos (alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el intestino ejerciendo efectos beneficiosos en el organismo) más de moda en nuestros días. Y es que a pesar de contar con numerosos siglos de existencia, este producto de origen caucásico resultado de la fermentación de la leche, gana cada día más adeptos en todo el mundo gracias a los innumerables beneficios que reporta su consumo habitual. Y lo cierto es que no es de extrañar puesto que su propio nombre derivado del turco y que significa literalmente “sentirse bien”, nos pone en sobre aviso adelantándonos las múltiples ventajas que sin duda proporciona este singular alimento.
¿Qué es el kéfir?
El kéfir es una leche fermentada – mayoritariamente de vaca, aunque también puede ser de oveja, de cabra, de búfalo e incluso elaborada a partir de agua o té– que resulta de la adición a la leche de una masa de bacterias (lactobacilos, lactococos y leuconostococos) y levaduras, incluidas dentro de una matriz de polisacáridos, proteínas y lípidos, que recibe el nombre de kefirán.
El resultado es un producto similar al yogur, pero con una consistencia semilíquida, algo más amargo y con un arsenal más amplio de levaduras y bacterias. El kéfir mantiene las mismas propiedades y valor nutritivo que la leche pero con la ventaja de que mejora notablemente la digestibilidad de la misma, gracias a que la lactosa es convertida por acción de las bacterias en ácido láctico, responsable también de su característico sabor amargo.
¿Para qué sirve el kefir? 4 propiedades beneficiosas del kéfir
Numerosos estudios han puesto en evidencia los efectos beneficiosos que tiene el kéfir para nuestro organismo y para nuestro sistema inmunológico, destacándose su papel en la mejora de la digestibilidad manteniendo el valor nutritivo de la leche, su actividad como antimicrobiano, antifúngico, anticolesterolemiante y antitumoral (reduciendo el riesgo de padecer cáncer de colon).
Además, se le atribuyen propiedades beneficiosas en los procesos alérgicos y en enfermedades inflamatorias intestinales (diarrea del viajero), así como desintoxicante, potenciador del sistema inmunológico y estimulante en casos de cansancio y fatiga.
Y lo mejor de todo, pueden tomarlo tanto niños como ancianos y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, lo que amplia mucho más su campo de acción, resultando especialmente útil en aquellas personas sometidas a largos tratamientos con antibióticos o que han sufrido periodos de convalecencia. Adicionalmente, presenta la ventaja de que permite una elaboración casera sencilla y rápida, para todos aquellos “amantes de lo hecho en casa”, pero, y que no se desesperen los negados a los fogones, que también podemos encontrar en establecimientos ya preparados.
A continuación te ilustramos los beneficios que puede aportar el kéfir a tu salud:
Fuente rica de nutrientes
Un tazón de kéfir contiene una amalgama muy variada de nutrientes, entre los que podemos nombrar proteínas, calcio, fósforo, vitamina B12 o riboflavina (muy sano para la salud celular), magnesio y vitamina D (que ayuda a los huesos a absorber el calcio). Además, cada tazón de kéfir aporta unas 100 calorías, 12 gramos de carbohidratos y un par de gramos de grasa. Ahora bien, esta composición nutricional depende de la leche con la que se haya producido.
El kéfir también contiene compuestos bioactivos que incluyen ácidos orgánicos y péptidos beneficiosos para la salud.
También hay formas de hacer kéfir para los intolerantes a la lactosa a base de agua de coco, leche de coco u otros líquidos azucarados. Evidentemente, la composición de este kéfir no será la misma que el que está fermentado con lactosa.
Contiene probióticos
De hecho, el kéfir contiene más probióticos que el yogur. Los probióticos son microorganismos que influyen positivamente en la salud de varias formas, ayudando en el proceso de digestión de alimentos, controlando el peso y favoreciendo la salud mental.
En la imaginería popular, el yogur se considera el mejor probiótico y es el más conocido en la dieta de los países mediterráneos. Y, sin embargo, el kéfir representa una fuente de probióticos más potente que el yogur, aunque no todo el mundo sepa de su existencia.
En los granos de kéfir se amontonan hasta sesenta y una cepas de bacterias y levaduras como probióticos, lo que demuestra su riqueza y diversidad nutricional. En contraste, otros productos lácteos no contienen ni mucho menos la variedad de probióticos del kéfir, ni tampoco levaduras.
Propiedades antibacterianas
Algunos probióticos presentes en el kéfir impulsan al sistema inmunitario para protegerlo frente a algunas infecciones. Entre ellos podemos destacar el Lactobacillus kefiri, que se encuentra exclusivamente en el kéfir, y que, según algunos estudios, está confirmado que impide el crecimiento de un amplio rango de bacterias nocivas para la salud, como la Salmonella, Helicobacter pylori y E. coli. Además, también contiene kefirán, que también contiene propiedades antibacterianas.
Previene la osteoporosis
La enfermedad de la osteoporosis se caracteriza por un deterioro pronunciado del tejido óseo y es objeto frecuente de preocupación en la medicina de los países más envejecidos como los occidentales, especialmente para mujeres de mayor edad. Con el fin de prevenir fracturas y fortalecer el esqueleto, se recomienda una ingesta de calcio mayor a la habitual para mejorar la salud de los huesos y frenar el avance de la osteoporosis.
El kéfir hecho de leche entera no es solo una fuente muy rica en calcio, sino también en vitamina K2, que es una vitamina liposoluble muy beneficiosa para la coagulación de la sangre, así como para la fijación del calcio en los huesos. Por tanto, el kéfir se asocia con una mayor y mejor absorción de calcio en los huesos.
¿Cómo hacer kéfir en casa?
Otro beneficio del kéfir es que es muy sencillo de elaborar en casa. A continuación, te dejamos una receta sencilla que tú mismo puedes poner en práctica para hacer kéfir en casa:
Ingredientes para hacer kéfir:
- 1-2 cucharadas de granos de kéfir
- 500 ml de leche (puede ser leche de vaca, cabra o incluso leche vegetal)
- Frascos de vidrio con tapa hermética
- Un colador de plástico o de acero inoxidable
- Una cuchara de madera o plástico (evita el metal)
- Una gasa o un paño de cocina limpio
Instrucciones para hacer kéfir
- Lava bien tus manos y asegúrate de que todos los utensilios estén limpios y esterilizados.
- Coloca los granos de kéfir en el frasco de vidrio.
- Vierte la leche en el frasco hasta cubrir los granos de kéfir. No llenes el frasco hasta el borde, deja un poco de espacio para la fermentación.
- Tapa el frasco de vidrio de manera hermética. Si la tapa no es hermética, puedes cubrir el frasco con una gasa o un paño de cocina limpio y asegurarlo con una banda elástica.
- Deja el frasco en un lugar cálido y oscuro durante aproximadamente 24 horas. La temperatura ideal para la fermentación es de alrededor de 20-25 °C.
- Después de 24 horas, échale un vistazo al kéfir. Debe tener una consistencia espesa similar al yogur y un sabor ligeramente agrio. Si prefieres un kéfir más ácido, puedes dejarlo fermentar durante un par de horas más.
- Retira los granos de kéfir del frasco. Puedes utilizar un colador de plástico o de acero inoxidable para separar los granos de la leche fermentada. Guarda los granos de kéfir en un poco de leche fresca en un frasco limpio para la próxima preparación.
- Puedes disfrutar del kéfir directamente o refrigerarlo durante algunas horas para que adquiera una consistencia más espesa. También puedes agregar frutas, miel o nueces a tu kéfir para darle sabor a tu gusto.
- ¡Listo! Ahora tienes kéfir casero para disfrutar. Recuerda que puedes aprovechar parte de este kéfir para preparar una nueva fermentación y mantener el ciclo.
¿Cómo conservar el kéfir?
Para conservar los gránulos de kéfir sin que se echen a perder, puedes optar por dos alternativas: mantenerlo fresco en el frigorífico o congelarlo. Si lo conservas en el frigorífico, podrás consumirlo hasta dentro de un mes. Pero si quieres conservar tu kéfir durante hasta un año después de su almacenaje, es conveniente que optes por congelarlo.
Para conservarlos durante un mes, solo tienes que meter los granos de kéfir en un tarro y verter leche fresca hasta que queden cubiertos. Después, solo tienes que cerrar bien la tapa y dejarlo en el frigorífico no más de un mes.
La mejor manera de conservar los granos de kéfir en el congelador es siguiendo un procedimiento muy sencillo. En primer lugar, enjuaga los granos con agua y sécalos con papel de cocina. Recubre los granos de kéfir con leche en polvo en un tarro y guárdalo en el congelador. Recuerda que debes consumirlo antes de que pase un año aproximadamente desde que lo guardaras.
Categorizado en:
Biosanitario
Comentarios
Cual kefir consideras mejor, el de leche o el de agua?.