El colágeno es la proteína con mayor presencia en el organismo, representando alrededor del 30% del total de las proteínas del cuerpo. Se encuentra en tejidos conectivos como la piel, los tendones, los ligamentos, los cartílagos y los huesos en las personas. Con la edad, la producción de colágeno va disminuyendo, lo que representa la primera razón por la que plantearse la suplementación tanto vía oral como vía tópica.
El colágeno está compuesto principalmente por tres cadenas polipeptídicas enrolladas entre sí en una triple hélice. Cada cadena polipeptídica es un largo polímero formado por aminoácidos, siendo la glicina, la prolina y la hidroxiprolina los más comunes en la secuencia. La glicina desempeña un papel fundamental, ya que debido a su pequeño tamaño permite que las cadenas se empaqueten estrechamente juntas.
Esta proteína fibrosa se organiza en fibras más grandes y complejas en los tejidos conectivos, donde se entrelazan con otras proteínas y la matriz extracelular para formar una red tridimensional que proporciona soporte estructural y resistencia a los tejidos. Esta organización en fibras repercute en la función biomecánica de los tejidos conectivos, como la resistencia a la tracción en tendones y ligamentos, y la elasticidad en la piel y el cartílago.
Tipos de colágeno
Existen diferentes tipos de colágeno, pero los principales son:
- Colágeno tipo I: Es el más abundante. Se encuentra en la piel, huesos, tendones, ligamentos y dientes. Proporciona resistencia y firmeza a estos tejidos, ayudando a mantener la integridad estructural del cuerpo.
- Colágeno tipo II: Este tipo es el principal componente del cartílago, que es el tejido conectivo presente en las articulaciones. Contribuye a su resistencia y elasticidad lo que es muy importante para la movilidad articular y la amortiguación de impactos.
- Colágeno tipo III: Se encuentra en los tejidos blandos del cuerpo, como la piel, los vasos sanguíneos y los órganos internos. Es especialmente abundante en la piel joven y elástica, pero como se ha comentado previamente disminuye con la edad.
- Colágeno tipo IV: Este tipo forma parte de la estructura de la membrana basal, que es una capa delgada de tejido que separa células y tejidos. Se encuentra en la piel, el revestimiento de los vasos sanguíneos y los órganos internos.
Además de estos tipos principales, hay otros tipos de colágeno presentes en el cuerpo en cantidades menores, como el tipo V, que se encuentra en tejidos como el cabello, la córnea y la placenta, y el tipo X, que es importante en el crecimiento y la mineralización ósea.
Cada tipo de colágeno desempeña un papel fundamental en el cuerpo y tiene diferentes propiedades estructurales y funciones. Sin embargo, como podemos observar existe más de un tipo de colágeno en una misma ubicación.
Funciones del colágeno
Entre las funciones del colágeno se incluyen:
- Dar estructura y soporte, ya que forma parte de los tejidos y ayuda a mantener la integridad y la forma que presentan.
- Aporta elasticidad y flexibilidad.
- Es necesario para aportar resistencia, por lo que influye directamente en la salud articular. Contribuye a la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones, de modo que amortigua los impactos y protege los huesos durante el movimiento.
- Interviene también en procesos como el de la cicatrización, ya que ayuda a formar el tejido de granulación y controla la aparición de microorganismos. Se ha visto que actúa como una barrera entre la herida y posibles bacterias que pueden colonizarla, de forma que reduce el riesgo de infección.
- En los huesos el colágeno asume un papel importante en la estructura ósea porque proporciona resistencia y flexibilidad, al igual que lo hace en la piel o articulaciones. También contribuye a la mineralización ósea, muy importante para mantener la salud ósea.
- El colágeno, además, es un componente fundamental de las paredes de los vasos sanguíneos, puesto que ayuda a mantener la integridad estructural de los vasos.
Fuentes de colágeno
Sabiendo esto, nos preguntamos, cuáles son las fuentes de las que podemos obtener el colágeno.
Además de la síntesis endógena, el colágeno también se puede conseguir de fuentes exógenas, como es la dieta o alimentación. Algunos alimentos, como la carne, el pescado, los huevos y ciertos productos lácteos, contienen colágeno en cantidades variables.
Debido a todas las funciones mencionadas, el colágeno se utiliza en productos cosméticos y suplementos alimenticios debido a sus beneficios para la piel, las articulaciones y otros tejidos conectivos.
Estos suplementos a menudo derivan de fuentes animales, como el cartílago de bovino o el tejido conectivo de peces (colágeno marino). Pueden encontrarse en las formulaciones como colágeno en sí mismo, pero también formulado en forma de colágeno hidrolizado. Este último se presenta en forma de cápsulas, polvo o líquido y se elabora descomponiéndolo en fragmentos más pequeños para una mejor absorción en el cuerpo.
Por último y dicho todo lo anterior, cabe mencionar que a pesar de que se promocione en gran medida su consumo, la evidencia científica sobre sus beneficios es aún limitada y en algunos casos contradictoria. Es cierto que algunas personas pueden experimentar mejoras en la salud de la piel y las articulaciones al tomar colágeno, pero otras pueden no notar ningún efecto significativo.
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