Taquicardias, ansiedad, insomnio, pensamientos reiterativos, sudoración excesiva ante el estímulo y obsesiones, entre otros. Si cualquiera de nosotros visitase la consulta del médico con un cuadro clínico similar, probablemente sería derivado para la realización de análisis y pruebas específicas intentando dar una explicación médica a la sintomatología presentada.
Casi con total seguridad, ningún especialista nos haría la pregunta adecuada ante tales síntomas, ¿Está usted enamorado?
Sin duda, esta es una situación que no podríamos mantener durante toda nuestra vida, nuestro organismo no nos lo permitiría, y es nuestro cerebro el que nos habitúa a esta sensación y consigue de forma paulatina disminuir hasta niveles normales tales sensaciones.
Es esta sensación de intensidad, la que puede llevarnos a la infidelidad o la ruptura de pareja. Nuestro organismo se habitúa a experimentar sensaciones intensas y del mismo modo que los deportes de riesgo pueden dar como resultado una práctica incondicional, ignorando el principio básico de las especies como es el de la supervivencia, el sentirse enamorado puede dar lugar a la búsqueda incondicional de esta sensación.
Cuando decimos que existe química entre dos personas, quizá no vamos desencaminados hacia la realidad, la inmensa mayoría de la población jamás ha oído hablar de la oxitocina (se produce en mayores cantidades en el sexo femenino) o la vasopresina (se produce en mayores cantidades en el sexo masculino), pero estas hormonas son las responsables de muchos de nuestros patrones biologícos, evolucionados con el paso de los siglos, para dotarnos de las herramientas necesarias para la supervivencia.
Se han realizado infinidad de investigaciones con estas hormonas, que demuestran la importancia que tiene sobre los sentimientos de pareja. En estudios con roedores con diferentes patrones sexuales, se ha comprobado que aquellos con mayor cantidad de oxitocina, presentaban una conducta monógama, mientras los que presentaban esta hormona en menor cantidad, presentaban una conducta polígama. El experimento consistió en alterar la cantidad de esta sustancia en los roedores, proporcionándole niveles más altos a los que poseían menos cantidad y viceversa, obteniendo como resultado un cambio en el patrón sexual de ambos grupos de roedores.
Esto no quiere decir que la disminución de los niveles de oxitocina sea la responsable de la ruptura de pareja, sino todo lo contrario, esta hormona se encarga de la atracción inicial que dará paso a los vínculos duraderos, forzando lazos más o menos permanentes tras las primeras emociones.
Del mismo modo, también es la responsable de que algunos, logren décadas de felicidad con la misma pareja, mientras otros sean incapaces de forjar una relación duradera.
Pero esta hormona es la responsable de mucho más, se ha descubierto que la oxitocina se produce en grandes cantidades durante el parto, la lactancia o durante la actividad sexual y es pieza clave en el comportamiento maternal.
Si ojeamos los experimentos llevados a cabo en laboratorio en los que interviene dicha hormona, comprobaremos que las ratas que no están gestando, ni lactando, rechazan a las crías hasta el punto de devorarlas, y tras administrar esta sustancia en ratas vírgenes, estas, se transforman en madres amorosas y protectoras.
Por supuesto el se humano es mucho más complejo en conductas y comportamientos que las ratas de laboratorio, pero se pone de manifiesto el importante papel que esta hormona ha tenido en la evolución de los animales, y en especial en los mamíferos.
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