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Neuropatía óptica isquémica
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Neuropatía Óptica Isquémica (NOI): Una amenaza silenciosa para la visión

La visión es uno de los sentidos más preciados, y cualquier amenaza que pueda comprometerla genera preocupación tanto en profesionales de la salud como en pacientes. Entre las patologías que afectan la salud ocular, la neuropatía óptica isquémica (NOI) destaca por su capacidad de provocar pérdida visual irreversible, a menudo de manera repentina. Aunque no es una afección común, su impacto en la calidad de vida de quienes la padecen es muy importante.

¿Qué es la Neuropatía Óptica Isquémica (NOI)?

La neuropatía óptica isquémica (NOI) es una patología que afecta el nervio óptico, la estructura encargada de transmitir las señales visuales desde la retina hasta el cerebro. Se produce cuando el flujo sanguíneo hacia el nervio óptico se reduce o interrumpe, lo que provoca una falta de oxígeno y nutrientes en los tejidos del nervio. Esta interrupción en el suministro sanguíneo causa daño a las fibras nerviosas, lo que lleva a una pérdida parcial o total de la visión en el ojo afectado. Existen dos tipos principales de NOI, que se diferencian en función de la parte del nervio óptico que resulta dañada:
  • NOI Anterior (NOIA): Es la forma más común, ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia la parte frontal del nervio óptico. Esta zona está más expuesta a problemas vasculares y por tanto, es más vulnerable a sufrir daño isquémico.
  • NOI Posterior (NOIP): Es menos frecuente y afecta a la porción posterior del nervio óptico, que se encuentra más cerca del cerebro. Al ser menos accesible a las evaluaciones oculares, su diagnóstico puede ser más complicado.
Ambas formas de NOI pueden causar pérdida visual grave, aunque la NOIA es la que generalmente se presenta con mayor frecuencia en la práctica clínica.

¿Cuáles son los síntomas de la NOI?

La manifestación clínica de la neuropatía óptica isquémica puede ser diversa, aunque los síntomas suelen surgir de manera repentina. A diferencia de otras enfermedades oculares, la NOI generalmente no provoca dolor, lo que puede hacer que los pacientes tarden en buscar atención médica. Los síntomas más frecuentes son:
  1. Pérdida de visión: Este es el síntoma más característico. Los pacientes suelen experimentar una pérdida súbita de visión en uno de los ojos. En algunos casos, la pérdida visual puede ser parcial, afectando solo una porción del campo visual (por ejemplo, la mitad inferior o superior), aunque en otros casos puede comprometer la visión central.
  2. Defectos en el campo visual: Muchas veces, los pacientes informan la presencia de zonas oscuras o “manchas” en su campo visual. Este fenómeno se conoce como escotoma, y su localización depende del área del nervio óptico que ha sufrido el daño isquémico.
  3. Pupila anormal: En algunas personas con NOI, la pupila del ojo afectado puede reaccionar de manera anómala a la luz. Esta reacción, conocida como defecto pupilar aferente relativo (DPAR), puede ser detectada por el oftalmólogo durante un examen clínico.
  4. Visión borrosa: Aunque la pérdida visual suele ser repentina y significativa, algunos pacientes describen una visión borrosa o “velada”, que puede empeorar con el paso del tiempo si no se trata la afección.

¿Quiénes corren riesgo de padecer NOI?

La neuropatía óptica isquémica se asocia a una serie de factores de riesgo, muchos de los cuales están relacionados con enfermedades sistémicas y vasculares. Entre los principales factores de riesgo se incluyen:
  1. Edad: La NOI es más frecuente en personas mayores de 50 años, especialmente en aquellas de entre 60 y 70 años. Con el envejecimiento, los vasos sanguíneos se vuelven más susceptibles a la obstrucción, lo que incrementa el riesgo de isquemia en el nervio óptico.
  2. Hipertensión arterial: La presión arterial elevada puede dañar los vasos sanguíneos que irrigan el nervio óptico, lo que reduce el flujo de sangre y aumenta el riesgo de NOI.
  3. Diabetes: Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas vasculares, incluyendo aquellos que afectan los pequeños vasos que nutren el nervio óptico.
  4. Colesterol elevado: Los niveles altos de colesterol pueden contribuir a la formación de placas en las arterias, lo que restringe el flujo y favorece la aparición de isquemia en el nervio óptico.
  5. Apnea obstruida del sueño: Esta condición, caracterizada por pausas respiratorias durante el sueño, se asocia a una disminución de la oxigenación sanguínea. Las personas con apnea del sueño tienen un riesgo más alto de sufrir episodios de NOI, ya que la falta de oxígeno durante el sueño puede afectar el nervio óptico.
  6. Factores anatómicos: Algunas personas presentan variaciones anatómicas, como un disco óptico pequeño o crowding del nervio óptico, que puede predisponerlas a desarrollar NOI.

Diagnóstico

El diagnóstico de la neuropatía óptica isquémica es complicado, ya que los síntomas suelen confundirse con otras patologías oculares. Para confirmar el diagnóstico, se suelen emplear una serie de pruebas especializadas, que incluyen:
  1. Examen del fondo de ojo: Permitido evaluar el nervio óptico y detectar signos de hinchazón o palidez, lo que indica daño isquémico.
  2. Prueba de campo visual: Estas pruebas miden el alcance de la visión periférica y ayudan a identificar las áreas del campo visual que han sido afectadas por la NOI.
  3. Tomografía de coherencia óptica (OCT): Esta técnica no invasiva utiliza luz para obtener imágenes detalladas de las capas del nervio óptico. La OCT es útil para medir el grosor de las fibras nerviosas y evaluar el grado de daño estructural.
  4. Angiografía con fluoresceína: Consiste en la inyección de un tinte en el torrente sanguíneo, lo que permite visualizar el flujo de sangre a través de los vasos que irrigan el nervio óptico. Esta prueba ayuda a identificar áreas de obstrucción o isquemia.

Tratamiento

Una de las mayores dificultades en el manejo de la neuropatía óptica isquémica es que, una vez que se ha producido el daño en el nervio óptico, no existe un tratamiento curativo que pueda revertirlo. El objetivo del tratamiento es prevenir un daño adicional y controlar los factores de riesgo subyacentes. Algunas de las estrategias más comunes incluyen:
  1. Control de los factores de riesgo: Es necesario que los pacientes con NOI mantengan un control estricto de factores como la hipertensión, la diabetes y el colesterol elevado. Manejar adecuadamente estas condiciones puede reducir el riesgo de que la enfermedad afecte el otro ojo y ayudar a evitar complicaciones futuras.
  2. Corticosteroides: En ciertos casos, especialmente en pacientes con NOI de origen inflamatorio, el uso de corticosteroides puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar el flujo sanguíneo hacia el nervio óptico, lo que podría contribuir a preservar la visión restante.
  3. Cirugía: En casos excepcionales, cuando se detecta una obstrucción significativa en el flujo sanguíneo hacia el nervio óptico, se pueden explorar opciones quirúrgicas. Sin embargo, los resultados de estas intervenciones pueden variar considerablemente, por lo que se debe realizar una evaluación minuciosa antes de considerar cualquier procedimiento.
  4. Monitoreo y seguimiento: Es fundamental que los pacientes con NOI se sometan a un seguimiento regular con su oftalmólogo. Esto permite detectar a tiempo cualquier signo de progresión de la enfermedad o daño en el otro ojo, asegurando una intervención temprana y una mejor gestión de la afección.
  La neuropatía óptica isquémica es una condición grave que puede tener un impacto significativo en la visión. Aunque la enfermedad puede ser difícil de prevenir y no existen tratamientos que reviertan el daño ya causado, un control riguroso de los factores de riesgo y una detección temprana son esenciales para manejar la afección de manera efectiva. Es vital, que cualquier cambio repentino en la visión, sea evaluado inmediatamente por un profesional de la salud para optimizar las posibilidades de preservar la visión y evitar complicaciones adicionales. Referencias: Biousse, V., & Newman, N. J. (2009). Neuropatías ópticas isquémicas.Continuum: Aprendizaje permanente en Neurología, 15(1), 31-45. Hayreh, S. S., y Zimmerman, M. B. (2018). Tratamiento de la neuropatía óptica isquémica noartítica.Opinión actual en Oftalmología, 29(3), 178-184. Smith, J. A., y Johnson, M. R. (2024). Neuropatía esquémica: Diagnóstico y manejo.Revista de Salud Ocular, 15(3), 45-58.

Categorizado en: Biosanitario

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