En la actualidad, tenemos acceso en todo momento a alimentos para satisfacer nuestras necesidades. E incluso nuestros gustos y preferencias. Y, normalmente, damos por hecho que esos alimentos son seguros. Es decir, que existe la llamada inocuidad alimentaria. Pero... ¿Qué es realmente la inocuidad de los alimentos?
Que un alimento sea inocuo implica que es lo suficientemente seguro como para no causar una alteración en el alimento de ningún tipo y que, por supuesto, no supone ningún riesgo para quien lo consume. ¡Veamos más sobre la inocuidad de los alimentos!
Normas y protocolos sobre la inocuidad de los alimentos
Existen múltiples normas y protocolos que nos garantizan que los alimentos sean seguros. Es decir, que haya una inocuidad de los alimentos en cada producto que consumimos. Pero, para que esto ocurra, hay que controlar los distintos peligros que se pueden dar a lo largo de toda la cadena alimentaria: desde el campo de cultivo o la granja, el procesamiento correspondiente, el almacenamiento, la distribución y la manipulación hasta la mesa.
En particular, las normas ISO 20000 son unas normas internacionales que se encargan de garantizar, mediante un sistema de gestión, que los productos alimentarios cumplan con unos requisitos de calidad, por lo que constituyen una herramienta fundamental.
La OMS, por ejemplo, tiene un importante papel ya que su objetivo es "facilitar la prevención, detección y capacidad de respuesta a la amenaza que constituyen los alimentos insalubres para la salud pública a escala mundial" y pretende "asegurar la confianza de los consumidores en sus administraciones y en el suministro de alimentos seguros".
De hecho, incluso ya existe el Día Mundial de la Inocuidad de los alimentos, concretamente el día 7 de Junio, jornada de vital importancia ya que sirve para concienciar a la población sobre los posibles riesgos que pueden conllevar los alimentos y así prevenirlos.
Peligros relacionados con la alimentación
Encontramos distintos peligros que pueden ir asociados con los alimentos, ya que pueden ser tanto físicos, químicos como biológicos.
Un ejemplo de peligro físico sería, por ejemplo, encontrar un tornillo en un bollo de pan, es decir, la presencia de cuerpos extraños en los alimentos, aunque normalmente esto no es habitual.
Los peligros químicos son aquellos en los que una sustancia química se encuentra en los alimentos, pero no suele ser un riesgo potencial puesto que se encuentran en cantidades muy pequeñas en los productos. Un peligro químico pueden ser por ejemplo los plaguicidas que usamos en nuestros cultivos.
Y, por último, los peligros biológicos, que engloban los macrobiológicos y los microorganismos. Los primeros se refieren a la presencia de insectos, sin embargo, no es habitual que alteren la seguridad de un alimento. Y, además, ¿a quién le gusta tener insectos en la comida? Aunque curiosamente ya se está investigando su consumo.
Los peligros ocasionados por los microorganismos son aquellos en los que se ingiere un alimento que contiene microorganismos patógenos vivos, ya sean bacterias, virus o parásitos. Ya que pueden causar desde malestar digestivo hasta discapacidad y muerte.
Enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA)
Existen múltiples enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA), y pueden estar causadas por estos microorganismos o por las toxinas producen. Algunos ejemplos de estas enfermedades son la salmonelosis, la listeriosis o el botulismo, causado por bacterias que pueden estar en nuestros alimentos. Y cuyo cuadro clínico varía, pero por lo general, los síntomas son vómitos o diarrea.
Clostridium botulinum
¿Has oído alguna vez que no se debe consumir una lata de conserva si está abombada? Esto es porque dicho abombamiento puede deberse a la presencia de una bacteria llamada Clostridium botulinum que produce la toxina botulínica.
Esta toxina puede estar presente en nuestra conserva, y su consumo puede provocar síntomas muy desagradables. Algunos de estos síntomas son dificultad para hablar, sequedad bucal, visión borrosa, náuseas y vómitos e incluso parálisis.
Escherichia coli
Otra bacteria que suele dar problemas es la llamada Escherichia coli, la cual vive en el intestino de animales y personas, pero que si contamina un alimento provocará una infección alimentaria produciendo calambres estomacales, náuseas y vómitos, también diarrea.
Listeria
La infección por la bacteria Listeria no es frecuente, pero en este caso son las embarazadas quienes deben tener especial cuidado, ya que puede ocasionar serios problemas en fetos y lactantes.
Alerta con las noticias
De hecho, no es inusual que de vez en cuando salten las alarmas en televisión y redes sociales avisándonos de intoxicaciones e infecciones producidas por estas bacterias y virus, para que evitemos consumir ciertos productos vendidos en una empresa en concreto.
Además, dicha empresa responsable trabajará en base a protocolos establecidos para identificar los lotes en los que puede estar presente y retirarlos del mercado, e incluso devolver el producto.
En conclusión, es fundamental la existencia de las entidades que controlan estos procesos ya que previenen estas intoxicaciones e infecciones alimentarias y gracias a ellas podemos consumir alimentos seguros.
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