No es extraño oír hablar acerca de esta conocida patología en nuestro entorno. Incluso es posible que conozcas a alguien que la haya padecido. Se habla del infarto de miocardio con frecuencia pero, ¿Realmente sabemos en qué consiste y por qué se produce? ¿Estamos contribuyendo a aumentar el riesgo de sufrirla con nuestros hábitos diarios? Si es así, ¿Qué podemos hacer para prevenir su aparición?.
A continuación, vamos a dar respuestas a estos y otros interrogantes relacionados. Te daremos algunas claves para prevenirlo, reconocerlo y saber actuar eficazmente en caso de que fuera necesario. En primer lugar, vamos a comprender en qué consiste un infarto de miocardio y los mecanismos implicados en su aparición.
El infarto de miocardio se produce como consecuencia de una disminución o interrupción del flujo sanguíneo que llega a la musculatura del corazón (miocardio), causando daño en el tejido, ocasionando su necrosis y con ello la muerte de las células cardíacas.
Epidemiología del infarto agudo al miocardio en Europa y la Unión Europea.
En Europa la enfermedad cardiovascular es la responsable de unos 4 millones de muertes cada año, 1,9 millones en la Unión Europea. La mayoría de fallecimientos se deben a enfermedad coronaria, lo cual se traduce en 47% de las muertes en Europa y un 40% en la Unión Europea. Esto implica un elevado coste anual. Estamos hablando de unos 196 millones de euros en Europa, suponiendo el 54% de la inversión en salud.
A pesar de que la tasa de mortalidad por cardiopatía isquémica ha decrecido durante los últimos 40 años en los países desarrollados, aún sigue siendo la causa de un tercio del total de fallecimientos en individuos mayores de 35 años. Además es importante tener en cuenta que según los últimos datos, esta enfermedad afecta con mayor frecuencia a países no desarrollados.
Principales factores de riesgo del infarto cardiáco:
Nuestras acciones y hábitos de vida diarios tienen una gran influencia en nuestra salud. Estos son algunos de los factores que se relacionan estrechamente con la aparición y padecimiento de un infarto de miocardio.
- Edad: el riesgo de padecer esta enfermedad aumenta a partir de los 65 años. Esto es tanto en hombres como en mujeres.
- Consumo de alcohol.
- Sedentarismo.
- Obesidad: un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30Kg/m2 indica obesidad. La obesidad puede causar aterosclerosis coronaria a través de diversos mecanismos como la dislipemia o elevadas concentraciones de lípidos en sangre.
- Hipercolesterolemia: las placas de ateroma afectan a las arterias que irrigan el corazón, el cerebro y los miembros inferiores, disminuyendo así el aporte de oxígeno a las células cardíacas.
- Hábito tabáquico: el consumo de tabaco puede dar lugar a una isquemia coronaria por dos razones:
- Nicotina: Desencadena la liberación de adrenalina y noradrenalina. Esto daña el endotelio (pared interna de las arterias), produce alteraciones de la coagulación y aumenta los niveles de LDL mientras disminuye los de HDL.
- Monóxido de carbono: Reduce el aporte de oxígeno, incrementa el colesterol y la formación de coágulos.
- Hipertensión arterial: la presión arterial se considera normal cuando sus valores son menores a 120/80mm/Hg. Cuando estos valores ascienden a 140/90mm/Hg o los superan se considera que la presión arterial es alta, y por tanto se considera hipertensión.
Según la Organización Mundial de la Salud una disminución de 2mmHg de la presión arterial media, reduce alrededor de un 4% de las muertes ocasionadas por enfermedades cardiovasculares. Siempre es importante ser conscientes si sus pulsaciones son las adecuadas.
- Diabetes: unos elevados niveles de glucosa en sangre pueden ocasionar diversos problemas con el paso del tiempo. La mayoría de las complicaciones relacionadas a la diabetes se pueden evitar, aplazar o disminuir si la diabetes es detectada y tratada de forma oportuna y precoz.
Cómo reconocer los síntomas característicos de un infarto agudo de miocardio:
Es fundamental saber reconocer las características y síntomas propios de un infarto de miocardio para poder actuar con rapidez y evitar confundirlos con los de otra patología. Aunque no tienen por qué darse todos a la vez y pueden variar de unas personas a otras. Estos son algunos de los que aparecen con mayor frecuencia:
- Sensación de ardor, tensión o molestia opresiva en el pecho que dura unos cinco minutos o más.
- Mareo, sudor o malestar en el estómago constante que se asemeja a la indigestión.
- Presión en el pecho que se irradia a los hombros, los brazos, el cuello, la mandíbula o la espalda.
- Ansiedad, sensación de debilidad, náuseas, vómitos o cansancio sin motivo aparente.
- Dificultad para respirar sin que haya una razón objetiva acompañada de palpitaciones, sudor frío y palidez.
¿Qué hacer en caso de sufrir un infarto cardíaco?
En caso de que notes alguno de los síntomas anteriores o presencies cómo los experimenta otra persona, es muy importante que sepas cómo actuar. Lo esencial es que lo hagas con rapidez para minimizar los posibles daños resultantes. Lo primero que debes hacer es llamar inmediatamente al número de emergencias 112 y explicar la situación. Ellos te dirán qué hacer en primera instancia y enviarán una ambulancia al lugar en el que te encuentres.
No es recomendable que conduzcas hasta el hospital en ese estado, ni que te lleve otra persona en su vehículo. Lo más recomendable es que llames a una ambulancia para que el personal sanitario pueda iniciar las maniobras necesarias. Una actuación precoz resultará clave para poder salvar tu vida. Y del tiempo de actuación dependerá una mayor o menor probabilidad de éxito.
¿Cómo prevenir un ataque cardíaco?
Existen diferentes estrategias de prevención que puedes poner en práctica:
- Dejar de fumar representa la medida más efectiva para prevenir un nuevo infarto en el caso de haberlo padecido previamente. Además, el riesgo excesivo que presentan los fumadores disminuye a medida que pasa el tiempo tras el abandono de este hábito.
- Respecto a tu dieta debes ingerir una gran variedad de alimentos teniendo en cuanta algunas consideraciones:
- Ajustar el aporte de calorías para evitar la obesidad
- Aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, pescado azul, carne magra y productos lácteos desnatados.
- Sustituir las grasas saturadas de tipo trans por grasas mono o poliinsaturadas de origen vegetal y marino.
- Realizar 30 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada al menos 5 veces por semana. El ejercicio físico reduce la ansiedad asociada a una patología que supone un riesgo para tu vida y mejorará tu autoconfianza.
Intenta llevar unos hábitos de vida saludable, ya que esto te ayudará también en la prevención.
Como puedes ver, existen múltiples estrategias que puedes llevar a cabo en tu día a día para influir de forma positiva en tu salud y mejorar tu calidad de vida. ¡Es el momento de comenzar!.
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