Farmacogenómica: el futuro de la medicina personalizada

En la práctica diaria, la farmacología se enfrenta a un gran problema: los medicamentos no afectan por igual a todos los pacientes, es decir la misma dosis de un medicamento produce respuestas distintas según el individuo. Esto es debido a la variabilidad interindividual en la respuesta a los fármacos la cual puede ser producto de factores no genéticos como el sexo, la edad, las interacciones entre medicamentos, el incumplimiento terapéutico y las patologías subyacentes; o estar determinadas genéticamente.

Así, entra en juego el concepto de farmacogenómica como la expresión de los genes y el genoma que explica y condiciona estas diferencias entre individuos. Además, estas diferencias son mayores entre  personas que en una misma persona en momentos diferentes o entre gemelos homocigóticos, como indican diferentes estudios.

Varibilidad

La selección del principio activo y la dosis más adecuada para una patología parte del conocimiento en farmacología, pero aun siguiendo las indicaciones pautadas por el médico, puede que la respuesta terapéutica no sea uniforme en los pacientes. Esto puede tener consecuencias tanto en la eficacia como en la toxicidad, y dar lugar a efectos secundarios diversos. No obstante, en nuestra sociedad ésta variabilidad se acepta como parte del uso de medicamentos, aunque en ocasiones pueda entrañar un peligro para el paciente. Por este motivo, se está trabajando para optimizar las terapias mediante la individualización de los tratamientos.

La variabilidad genética provoca diferencias en la velocidad de metabolismo del fármaco, también influye en el transporte a través de membranas celulares e interviene en la susceptibilidad de los receptores. Se estima que las diferencias genéticas podrían explicar aproximadamente el 50% de la variabilidad interindividual en la respuesta a los fármacos.

Farmacogenética vs farmacogenómica: las diferencias

La farmacogenética se considera la predecesora de la farmacogenómica y estudia la influencia de los genes sobre la respuesta de los fármacos partiendo del fenotipo. Su objetivo es identificar las variaciones entre genes, estudiar los mecanismos moleculares y desarrollar nuevos métodos que permitan identificar a los individuos susceptibles con el fin de evitar una respuesta anómala.

Sin embargo, tras el descubrimiento del genoma surgió la farmacogenómica, que se encarga de identificar anomalías en el genoma que predigan la respuesta de los fármacos, consiguiendo a partir del  estudio del genotipo el mejor tratamiento para cada paciente.

Beneficios de la farmacogenómica

La aplicación de la farmacogenómica prevé una serie de beneficios en la práctica clínica, como:

• Diseñar fármacos específicos para una enfermedad, maximizando sus efectos terapéuticos y disminuyendo el daño a los tejidos o células sanas.
• Sustituir el procedimiento terapéutico habitual basado en el método del ensayo-error por un tratamiento que considere el perfil genético del paciente. Se reemplazarían dichos procedimientos basados en dosis adecuadas al peso corporal, por dosis que tienen en cuenta cómo el organismo metaboliza determinado fármaco en función de las variantes genéticas en sus enzimas.

Así se indicaría el medicamento correcto desde el inicio del tratamiento, reduciendo gran número de hospitalizaciones y muertes anuales como resultado de las reacciones adversas a los fármacos. Al individualizar el tratamiento disminuiría el número de intentos de acierto con la medicación, así como la duración de los mismos lo que daría lugar a una reducción en los costes del Sistema Nacional de Salud.

Aplicaciones de la farmacogenómica

Tal como se trató en otro artículo de esta revista, el proceso LADME determina el paso del fármaco por el organismo por lo que resulta determinante lo que ocurra en el mismo. Existen variaciones genéticas en la administración, la distribución, la interacción con las dianas terapéuticas y el metabolismo de los fármacos, lo que podría dar lugar a un resultado clínico distinto. Así pues, la farmacogenética y la farmacogenómica podrían ser clave para para mejorar la eficiencia y la seguridad en la prescripción de medicamentos.

En el caso de los pacientes metiladores bajos (homocigóticos para alelos mutados o heterocigóticos compuestos), estos tienen un gran riesgo de toxicidad a dosis estándar, por lo que habría que disminuirles la dosis habitual  en un 50 % y 80 %.

Por tanto, la sanidad actual debería incluir como objetivo principal la investigación de variables que permitan predecir el grado de respuesta a un tratamiento antes de iniciarlo. En este sentido la farmacogenética promete ser el futuro de la medicina y del tratamiento individualizado.