En la década de los 80´s, la industria alimentaria encontró un nuevo mercado donde comerciar: los productos “diet”. Todo tuvo lugar con la sacarina, el edulcorante artificial más antiguo de la historia y que data del año 1879, descubriéndose como tantísimas cosas, por error.
Los investigadores Remsen y Constantin Fahlberg; ambos de la Universidad Johns Hopkins, descubrieron, por un descuido en la higiene, que el bocadillo que tenían entre manos, probablemente contaminado del laboratorio, tenía un sabor “dulce”. Al parecer uno de los químicos tuvo la culpa de ese dulzor sintético, descubriendo entonces la conocida Sacarina.
En cualquier caso, no fue hasta mediados del siglo XX, cuando surge las primeras opciones “diet”.La primera, una SODA sin calorías, desarrollada por Hyman Kirsch, en 1952. En España, en la década de los 80`s, llega el TAB, la versión dietética de Coca-Cola, dando paso desde entonces a un abanico inmenso de productos con esta característica supuestamente más saludable: El mundo light. Es fundamental aprender a leer las etiquetas de alimentos, para evaluar si de verdad es saludable y/o bajo en grasa y no dejarse engañar por estrategias de marketing.
Las etiqueta de alimentos light en la actualidad
Actualmente hay versiones dietéticas de prácticamente todo; desde productos lácteos, pasando por cereales, bebidas, salsas, repostería e incluso verdaderos imposibles como embutidos; una versión de Chorizo Light.
Según el informe del observatorio DBK, en el 2016 se recaudó para la industria de lo light 920 millones de euros, por lo que el éxito de estos productos entre los consumidores, es incuestionable. Los carros de la compra se llenan ciegamente de estas versiones, que aparecen muy vistosas en los estantes de los supermercados con etiquetas como: Light, Ligeros, ZERO o 0%…
Probablemente muchos compradores no sepan exactamente qué tiene de saludable esta opción frente a la normal. La legislación sobre este tipo de productos especifica que para ser denominado “light” debe tener una opción no light y además debe suponer una reducción calórica de al menos un 30% respecto de su versión original. O sea, toca leer las etiquetas de alimentos.
Sin embargo, “hecha la ley, hecha la trampa”; los comerciantes conocedores de esta “fiebre” por lo dietético, han visto una oportunidad para incrementar sus ventas, recurriendo a la ambigüedad y a un etiquetado más bien confuso (pese a que la ley especifique que no pueda ser así).
Ejemplos de etiquetas de alimentos ambiguas
Los términos 0% , ZERO e integral (aunque este último no estrictamente ubicado en la dietética), son usados cada vez más, para informar al consumidor de los supuestos beneficios. Sin embargo, a veces esa información es irrelevante, ambigua o confusa. Supongamos que encontráramos esta mermelada y “nubláramos la vista”:
Esta mermelada, que se encuentra junto al resto de las mermeladas del supermercado, tiene una etiqueta, donde resalta el 0%; lo que parece indicarnos que se trata de uno de los productos dietéticos mencionados; sin embargo, justo debajo de este porcentaje aparece en chiquitín y tímidamente la palabra “Goteo”.
Así es, “0% Goteo” o lo que es lo mismo “Antigoteo” por lo que nada tiene que ver con las supuestas propiedades dietéticas o beneficiosas para la salud.
También lo podemos encontrar en las versiones “0% materia grasa”, que en muchísimos casos efectivamente carecen de grasas, pero tienen niveles de azucares mucho más elevados de los recomendables, por ejemplo en zumos.
Las etiquetas de alimentos más engañadoras: ¡cuidado con los cereales!
Otro ejemplo son los cereales integrales que juegan con la gramática; Copos de arroz y trigo integral.
Estos cereales invitan a pensar que ambos son cereales sin refinar, tanto el arroz como el trigo, sin embargo, sólo el trigo es integral, pero el diseño del paquete parece indicarnos que ambos son igual de saludables.
Un último ejemplo, un caso que sorprende mucho más: “Tortitas saciantes”, dentro de la sección de dietética de un supermercado. En este caso, parece razonable pensar que efectivamente cualquier producto de esta sección será beneficioso, o al menos no perjudicial para la salud ¿No? Pues estos son los ingredientes: “50 % glaseado de cacao, azúcar, grasa vegetal parcialmente hidrogenada…”
¡¡Azúcar y grasa hidrogenada!!, lo más “antidietético” se encuentra precisamente entre los ingredientes de este producto supuestamente light.
Estoy seguro que de no existir una ley más o menos estricta en este sentido, llegaríamos a leer sloganes tipo: “Leche de Almendras 0% de Grasa Animal” o “Aceite de Oliva Virgen Extra Zero Azucares”. Por eso, para llevar una vida realmente saludable, no hay más remedio que dedicarle unos pocos minutos más a la compra y leer el etiquetado de arriba abajo. Es el único modo de que no te den gato por liebre, o mejor dicho “Light” por “fat”.
"Llevar una vida saludable puede llevarte solo unos cuantos minutos extra en el supermercado."
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