La historia del huevo, es parecida a la mala suerte que ya comenté en semanas pasadas con el
aspartamo. Muchas gente se preguntas
cuántos huevos a la semana se aconsejan como cantidad limite. Y es que las creencias sobre el huevo siempre han sido malas y en el fondo estaban “justificadas”. No había estudio de grasas-colesterol-enfermedad cardiovascular que no apuntara con el dedo a dicho alimento, y lógicamente, el dicho de “hazte fama y échate a dormir” hizo el resto. Lo cierto es que no es tan raro que en alimentación cambien los consejos, pero bueno… para eso está la ciencia, para desmitificar y para demostrar con evidencia científica que puede estar equivocado lo que un día no lo estaba, siempre contrastado de manera empírica. Hoy, por ejemplo, ya nadie duda del efecto cardioprotector del aceite de oliva vírgen que también tuvo que lidiar contra viento y marea para demostrar su “buena fé”.
Las creencia común de máximo 3 huevos a semana: ¿tiene sentido?
En
1973 la Asociación Americana del Corazón limitó el tomar el huevo, a
tres veces por semana, y el ser humano, tremendista por naturaleza, lo interpretó como quiso, llegando a ser casi prohibido por sanitarios.
En la actualidad, hay
datos que nos llevan a poder desmentir esas prohibiciones. Un metaanálisis de 2013 dosis-respuesta de estudios prospectivos sobre el consumo de huevo y el riesgo de enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares de la prestigiosa revista médica BMJ no ha podido relacionar el consumo de un huevo al día y su riesgo cardiovascular en comparación con tres huevos a la semana (siempre en pacientes sanos). Ya a nivel nacional, la
Fundación Española del Corazón, también habló al respecto en 2014 con una afirmación que no deja lugar a interpretación: “
No es necesario restringir el consumo de huevos en la dieta de personas sanas” y cuyo artículo puedes leerlo en la propia página web.
El colesterol no es el único responsable de las enfermedades cardiovasculares
Todos los estudios al respecto van dirigidos a que la presencia de colesterol en la dieta no es tan determinante para una enfermedad cardiovascular como lo pueden ser factores tales como los
genéticos, el
peso corporal, el
tabaquismo y la
falta de ejercicio físico. La bromatología nos dice que obviamente, el que no sea determinante mayoritario, SÍ es un
alimento con alto contenido en colesterol (200mg aprox), lo que no va en contra de que sea un alimento
bajo en ácidos grasos saturados y
alto en poliinsaturados, por lo que no influye tanto en los niveles de colesterol en la sangre. Además contiene
vitaminas como la A, D,E, K ,B12, fólico…
En
pacientes diabéticos sí debe haber un
consumo más responsable, ya que en este colectivo sí se relacionó un mayor consumo del alimento con riesgo de enfermedad coronaria (mayor riesgo, no incidencia). Aunque hay estudios de intervención como éste, más recientes, que podrían acabar de liberar al huevo de sus restricciones. Lo cierto es que
debe imperar el sentido común y saber que "la cantidad hace al veneno"
La palabra
colesterol asusta, pero debería asustar más la ausencia de él. Ya que es un
nutriente imprescindible en nuestra vida y dieta. Sin él no habría fabricación de sales biliares imprescindibles en la absorción de grasa y fabricación de energía, fabricación de hormonas sexuales, vitamina D, mantenimiento de fluidez celular… Por lo que a la vista de sus “tareas”, deberíamos preocuparnos más de otro tipo de alimentos ricos en grasas trans, calorías vacías de alcohol y alimentos ultraprocesados.
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