Comer gusanos es algo que ya contempla la UE. Desde que en enero de 2018 entrara en vigor el reglamento sobre nuevos alimentos de la UE, la EFSA ha recibido un gran volumen de solicitudes. Estas cubren una amplia variedad de nuevas y tradicionales fuentes de alimentos, entre las que se incluyen productos derivados de plantas, algas, frutas no autóctonas e insectos comestibles.
Por primera vez, se autoriza la venta de este "nuevo alimento", un tipo de gusano amarillo seco conocido también como escarabajo de la harina.
Bruselas insiste en que los insectos son una fuente alternativa de proteínas que puede apoyar la transición hacia un sistema alimentario más sostenible.
La Unión Europea, finalmente, dio el pasado mayo luz verde a este insecto comestible. Los Gobiernos de los Veintisiete aprobaron la propuesta de Bruselas que autoriza la comercialización del gusano de la harina como nuevo alimento. Una decisión que se adoptó tras una rigurosa evaluación científica realizada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y que finalmente emitió un dictamen positivo.
¿Qué propiedades alimenticias tiene y por qué la UE ha decidido autorizarlo?
En primer lugar, el término gusano de la harina se refiere a las larvas del escarabajo Tenebrio molitor. Este nuevo alimento lo puedes consumir en forma de insecto seco entero como aperitivo o bien como ingrediente en varios productos alimenticios. Por ejemplo, como polvo en productos proteicos, galletas o productos de pasta. Va dirigido a la población general y ya es consumido diariamente por millones de personas en todo el mundo.
Medidas de seguridad
La EFSA determinó que, a la luz de las pruebas científicas disponibles, el nuevo alimento no supone un riesgo de seguridad para la salud humana.
Según su evaluación, el gusano de la harina tiene un alto contenido de proteínas, además de grasas y fibra (quitina). Considerando la composición de este nuevo alimento y las condiciones de uso propuestas, la EFSA llega a la conclusión de que comer gusanos es seguro, estable y que es nutricionalmente ventajoso.
Efectos adversos de comer gusanos
La EFSA advirtió en su momento, no obstante, de que comer gusanos de la harina el único problema de salud que podría provocar son reacciones alérgicas. Especialmente entre personas que tengan alergias preexistentes a los crustáceos y a los ácaros del polvo. Además, los alérgenos del alimento de los gusanos, por ejemplo, el gluten, pueden acabar en el producto final que se consume. Todo ello deberá figurar en el etiquetado cuando empiece a venderse.
Fuente de proteínas barata y completa
La denominada Estrategia europea de la Granja a la Mesa identifica a los insectos como una fuente alternativa de proteínas que puede apoyar la transición de la UE hacia un sistema alimentario más sostenible. Millones de personas ya comen gusanos e insectos todos los días en todo el mundo.
Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) califica a los insectos como una fuente de alimento saludable y altamente nutritiva con alto contenido de grasas, proteínas, vitaminas, fibra y minerales.
En el marco de Horizonte Europa, un programa de financiación de investigación e innovación, las proteínas procedentes de insectos son uno de los ámbitos clave de sus estudios de investigación.
Comer gusanos por la sostenibilidad
Los beneficios ambientales de la cría de insectos para la alimentación se basan en la alta eficiencia de conversión alimenticia de los insectos, una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, un menor uso de agua y tierras cultivables. Así como la utilización de la bioconversión a base de insectos como una solución comercial para reducir el desperdicio de alimentos.
El aumento del coste de las proteínas animales, la inseguridad alimentaria, las presiones medioambientales, el crecimiento de la población y la creciente demanda de proteínas entre las clases medias son factores que convierten a los insectos en un alimento “especialmente relevante en el siglo XXI”, según la FAO.
Es necesario encontrar soluciones alternativas a la ganadería convencional. Consumir gusanos e insectos, por tanto, contribuye positivamente al medio ambiente y a la salud y los medios de vida.
Una alternativa que empieza a plantearse en España
Según los datos ofrecidos por el “VIII Observatorio Nestlé sobre Hábitos Nutricionales y Estilo de Vida de las Familias”, el 19% de los españoles objeto del estudio se atrevería a comer gusanos e insectos.
En este sentido, casi un cuarto de los españoles reconoce haber consumido insectos en alguna ocasión y de estos, más de la mitad repetiría. Sin embargo, los que no los han probado muestran poca predisposición a hacerlo.
No obstante, y a la hora de pensar en qué formatos estarían dispuestos a consumirlos, la mayoría, el 35,9%, los comería camuflados como un ingrediente más del producto o de la receta y sin que se note. En segundo lugar, el 16,4 % los utilizaría como una alternativa a la harina para preparar rebozados o pasteles. Y en tercera posición, el 13,6 % lo incluiría en su dieta a modo de snack crujiente.
Aunque ahora mismo ya se venden insectos como alimentos en algunos países de la UE por razones históricas, el gusano de la harina es el primero autorizado por Bruselas para todos los Estados miembros basándose en el reglamento sobre nuevos alimentos. En estos momentos, hay otras 11 solicitudes para insectos que están siendo evaluadas por la EFSA.
Por lo que, en definitiva, el comer gusanos amarillos o de la harina, es la moda que viene pisando fuerte.
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