Sólo en una década se han multiplicado por dos el número de alergias alimentarias. Ya ronda el 1% de la población con celiaquía y entre el 7-9% con otras alergias alimentarias. Todos hemos pensado en alguna ocasión el porqué de estos aumentos, ¿antes no había tantos alérgicos ni intolerantes?, ¿nos estamos sensibilizando demasiado a los factores externos?. Es muy importante conocer los posibles síntomas de celiaquía, para poder adoptar una dieta apta.
La celiaquía es una enfermedad causante de atrofia en las vellosidades que recubren el interior del intestino con la consiguiente reducción de la capacidad de éste de absorber nutrientes debido a una reacción inflamatoria de base inmune. Esta enfermedad consiste en una intolerancia al gluten, sustancia que se encuentra en el trigo, cebada, centeno y posiblemente avena.
Los síntomas de celiaquía y de una alergia alimentaria en general es variada y, normalmente, suele ser de manera brusca y manifiesta al poco tiempo de haber ingerido el alimento. En el caso más extremo se produce la anafilaxia y ésta puede ser de síntomas cutáneos (picores, edemas o cualquier alteración tópica), digestivos (nauseas, vómitos diarrea, dolor abdominal…) y respiratorios (tos y problemas para respirar con normalidad).
Aunque las causas no son del todo conocidas, su desarrollo está afectado por factores genéticos, ambientales e inmunológicos y las consecuencias suelen ser amplias debido a la mala absorción sobre todo de vitaminas y minerales. La celiaquía puede afectar por igual a niños/as y a adultos y su manifestación puede ser en cualquier momento de la vida.
Su crecimiento en los últimos tiempos ha sido creciente y hay países occidentales donde ya está afectando al 1% de la población (En España, según Europass han aumentado un 15% en un año), porcentaje que puede que sea mucho mayor, ya que generalmente está mal diagnosticada o sin detectar hasta en un 75% de los casos. Los últimos estudios epidemiológicos informan que es más común la enfermedad sin síntomas evidentes, por lo que complica más aún la detección.
Es una anomalía de carácter permanente ya que una vez aparece, permanecerá toda la vida y se va a producir en pacientes genéticamente predispuestos a padecerla.
Aspectos que aumentan los riesgos de sufrir de celiaquia
Según algunos investigadores, hay aspectos que aumentan los riesgos como:
- Hay muchos estudios que advierten que nuestro sistema inmune está sobreprotegido con vacunas y una higiene excesiva. Por supuesto, eso no quiere decir que haya que reducir estos dos aspectos. El sistema inmune va “reforzándose” a medida que se somete a situaciones difíciles, la autodefensa con anticuerpos para combatir bacterias o situaciones de riesgo, ya no es tan continua y al ser la exposición menor, se es más propenso a padecer alergias.
- Hay artículos científicos que quieren relacionar el momento de introducción del gluten a la dieta del bebé con la aparición de la enfermedad, aunque no está siendo fácil demostrar dicha correlación. Hay publicaciones que indican que ni el mantenimiento, ni la duración de la lactancia ni el momento de introducción del gluten influyen en el desarrollo de la patología, “No obstante, y en línea con las recomendaciones generales del Comité de Nutrición de la ESPGHAN de no retrasar la introducción de la alimentación complementaria más allá de las 26 semanas de edad, la introducción del gluten alrededor de los 6 meses de edad parece una opción sensata y razonable”.
- La lactancia natural puede llegar a disminuir el riesgo de celiaquía en el bebé si se introduce el gluten pasados los 4 meses de vida y no obstante, continúa con la leche materna. Al menos estas son las conclusiones vertidas por el Grupo de Trabajo de Enfermedad Celiaca de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (SEGHNP).
- La enfermedad tiene un componente genético ya que prácticamente todos los que la padecen tienen la mutación HLA-DQ2 y HLA-DQ8.
- Las mutaciones citadas están presentes en casi el 25% de la población y sólo el 1% presenta la enfermedad, por lo que hay factores ambientales (aunque no se conozcan) implicados en la manifestación.
La Federación de Asociaciones de Celiacos de España indica que es necesario eliminar los alimentos con gluten de manera radical y para toda la vida si queremos controlar la enfermedad y recuperar la vellosidad intestinal dañada.
Síntomas de celiaquía
Los síntomas de celiaquía difieren un poco en función de la edad del paciente. En adultos, los síntomas de celiaquía más evidentes suelen ser la diarrea, fuertes dolores de estómago, modificaciones del apetito, y náuseas que suelen ser la antesala de otros problemas como dolores musculares, articulares, irritabilidad, fatiga, y en el peor de los casos osteoporosis, depresión o infertilidad.
En niños y niñas suele ser una enfermedad más aparente, los síntomas más notables son en común con el estado adulto las diarreas, falta de apetito, hinchazón, vómitos, dolor abdominal, irritabilidad y más específico con su edad, retraso en el crecimiento y en la pubertad, malnutrición, llagas en la boca, falta de esmalte dental, fragilidad en el pelo y en las situaciones más agudas, anemia ferropénica e hiperproteinemia.
El padecimiento de esta enfermedad aumenta en algunos grupos de riesgo. Normalmente estas son enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo I, hipotiroidismo, déficit selectivo de IgA, enfermedades inflamatorias intestinales, hepatitis crómica, Síndrome de Down o enfermedades de tiroides por ejemplo, entre otras.
Al no haber una causa exacta, no hay posibilidad de evitar su padecimiento por lo que conocer los síntomas de celiaquía exactos de ésta, puede aumentar la posibilidad de diagnóstico precoz. Debemos huir de modas “sin gluten” si no tenemos una celiaquía diagnosticada, no podemos convertir en cierta la frase de “a mí me funciona” ya que obviamente, carece de cualquier rigor científico y está expuesta a multitud de factores externos imposibles de extrapolar entre pacientes.
El que tiene salud tiene esperanza y el que tiene esperanza lo tiene todo.-Proverbio árabe.
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