A tan sólo unas pocas horas del inicio de la primavera, cuando todo el mundo se prepara para darle la bienvenida guardando la ropa de invierno en los armarios, las terrazas se engalanan buscando disfrutar de las largas tardes de sol y la alegría inunda nuestras calles en la celebración del primer Día Internacional de la Felicidad, me viene a la cabeza uno de los trastornos específicos del cambio de estación que poco tiene que ver con la fiesta arriba mencionada y que ensombrece un poco el panorama primaveral, la astenia. Y es que pese al gozo del reencuentro entre Deméter y su hija Perséfone que según los griegos daba lugar al inicio de la primavera, un porcentaje nada desdeñable de personas (principalmente mujeres) sufren durante este periodo un trastorno pasajero caracterizado principalmente por un cansancio y fatiga general.
Astenia, paradoja primaveral
¿Se encuentra triste y no sabe por qué, más cansado de lo habitual, con debilidad muscular a la hora de realizar las tareas cotidianas? Probablemente se trate de astenia y no lo sepa , pero ¿por qué aparece?
La explicación parece responder a la dificultad de adaptación por parte de determinadas personas al aumento de las temperaturas y de las horas de sol que experimentamos en este tránsito estacional, pudiendo incidir negativamente sobre los niveles de betaendorfinas en la sangre, hormonas responsables de la regulación del sistema bienestar/malestar. De esta manera, cuando se ven reducidos los niveles plasmáticos de estas sustancias la sintomatología típica de la astenia hace su aparición tanto física como psíquicamente:
- Tristeza inexplicable.
- Disminución del apetito.
- Tono vital bajo.
- Hipotensión.
- Irritabilidad.
- Disminución de la libido.
- Cansancio.
- Debilidad corporal.
- Decaimiento.
- Agotamiento.
Además de las ya citadas variaciones meteorológicas, otro de los factores que parecen estar relacionados con este cuadro sintomatológico son los grandes niveles de estrés a los que en ocasiones se encuentra sometido nuestro organismo.
¿Se cura?
La respuesta es sí, pese al cuadro tan poco alentador que presenta este trastorno no hay que preocuparse, primero porque no responde a ninguna enfermedad y por tanto no es necesario tratarlo con ningún tipo de medicamento y segundo porque es pasajero. Tan sólo el llevar unas medidas higiénico-dietéticas que responden a un estilo de vida saludable son suficientes para evitar su aparición y/o mitigar sus manifestaciones clínicas.
Una dieta equilibrada, rica y variada, un descanso adecuado de al menos ocho horas diarias, realizar ejercicio físico regular y evitar el alcohol y el tabaco son los mejores aliados para combatir a la astenia, aunque en casos más acentuados tampoco están de más los complementos dietéticos a base de jalea real, polen..., siempre bajo prescripción médica o asesoramiento farmacéutico. No obstante en aquellas situaciones en las que se alargue el cansancio en el tiempo más de lo habitual es recomendable acudir al médico para descartar posibles patologías más graves.
Como veis no hay que asustarse, así de sencillo es ganarle el pulso a la astenia y disfutar de la primavera.
¡Desde el departamento sociosanitario os deseamos un agradable cambio de estación!.
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