Somos lo que somos gracias a las ciencias biológicas.
Los avances en medicina o en ciencias agroalimentarias del último siglo han sido clave para que la población humana del planeta haya pasado de 2000 millones en el año 1900 a 7888 millones en la actualidad. Todos estos avances han venido de la mano no solo de la tecnología, sino también de la investigación en biología molecular.
La biología molecular se encarga en esencia de describir y estudiar los procesos biológicos que ocurren en el interior de las células de los seres vivos teniendo en cuenta las biomoléculas que participan en estos. En definitiva, se tienen en cuenta las funciones de diversas proteínas, tales como enzimas, o las instrucciones guardadas en el código genético. En este sentido, la biología molecular está muy ligada a la citogenética.
La citogenética no es otra cosa que el estudio del material genético en el interior de la célula. Aborda entre otras cuestiones la organización, función y comportamiento del ADN que forma los cromosomas.
El conocimiento es poder, y más aún en biología molecular
Si tienes formación en alguna de las áreas relacionadas con las biociencias o las ciencias experimentales, seguramente sabrás de qué te estoy hablando. Hay que tener en cuenta que a medida que incrementa nuestro conocimiento sobre las funciones de determinados genes o proteínas de diferentes organismos, incluido el ser humano, se incrementan exponencialmente el uso que podemos hacer de los mismos a nuestro favor.
En definitiva, la biología molecular y la citogenética trabajan al servicio de la biotecnología. Conociendo la naturaleza de los procesos biológicos y la maquinaria celular, se pueden llevar a cabo proezas como por ejemplo la edición del genoma de un organismo mediante mutagénesis dirigida.
Somos lo que comemos, sí, pero para poder comer, necesitamos que la investigación avance.
Los tan controvertidos organismos transgénicos se diseñan mediante este proceso, y al contrario de lo que se pueda pensar, aportan una gran cantidad de beneficios a la humanidad y al cuidado del medio ambiente (reducción del uso de pesticidas e insecticidas, mayor valor nutricional, resistencia a las heladas o altas temperaturas, etc.).
Por otra parte, el conocimiento de técnicas en citogenética también es de gran utilidad desde un punto de vista agronómico. El desarrollo de una planta transgénica por ejemplo es complejo y las estrictas legislaciones que la Unión Europea impone alargan muchísimo la salida al mercado de los productos derivados de organismos modificados genéticamente.
Como alternativa, surgen los programas de mejora genética. Estos, tienen por ejemplo en cuenta tanto características fenotípicas de interés, así como la dotación genética de una planta. Mediante la realización de cruzamientos específicos se puede por ejemplo seleccionar algunas características de interés, o bien favorecer las poliploidías.
Técnicas punteras como la hibridación in situ o la citometría de flujo pueden dar mucha información sobre la dotación génica de una célula, así como de la posición de ciertos genes en los cromosomas. Todo este conocimiento es vital para los programas de mejora genética, ya que incrementan la eficiencia del proceso, y las nuevas variedades de plantas desarrolladas no tienen que someterse a la legislación que regula a los organismos modificados genéticamente.
La biomedicina también se beneficia de la investigación en biología molecular y citogenética
Pero esto son solo pinceladas. El campo de la biomedicina también se beneficia enormemente de la investigación en biología molecular y citogenética. El conocimiento que tenemos en la actualidad del genoma humano, de la función de diversos genes, de su posición en los cromosomas y de su regulación epigenética nos acerca día tras día a un mayor entendimiento de enfermedades con un fuerte componente genético, como son el cáncer y el envejecimiento (y sí, has leído bien, el envejecimiento se considera una enfermedad).
Gracias a todo este conocimiento, los tratamientos frente a diversos tipos de cáncer son cada vez más dirigidos y menos agresivos con el organismo del paciente. Es solo cuestión de tiempo que la investigación nos permita erradicar casi por completo esta enfermedad, que a día de hoy, es la causa principal de muerte en el mundo.
La ciencia debe estar al servicio de la naturaleza
En definitiva, los científicos que investigan en cualquiera de las áreas relacionadas con la biología molecular y la citogenética, apuestan por un desarrollo sostenible y por un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. Si bien se pueden achacar muchos de los problemas medioambientales de la actualidad a muchos de los avances acontecidos en ciencias y tecnología, la investigación actual está tratando de redimirse para reducir considerablemente nuestra huella ecológica en el planeta tierra.
Es por ello que los gobiernos de todos los países deberían de considerar seriamente un incremento del presupuesto destinado a investigación y desarrollo, sobre todo dentro del ámbito de la biología molecular.
Como especie, tenemos fecha de caducidad, y si no encontramos rápidamente una solución a la escasez de recursos que está por venir, la población del planeta no podrá seguir creciendo, y mucho menos mantenerse en las cifras actuales.
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