La búsqueda de alimentos que nos ayuden a mejorar nuestro estado de salud y calidad de vida está en auge hoy en día. Se ha hablado mucho sobre los alimentos funcionales, pero la verdad es que no un invento del siglo XXI, sino que forman parte de nuestra alimentación desde hace siglos; como el aceite de oliva o los frutos secos. Sin embargo, en las últimas décadas se ha incrementado el interés por este tipo de alimentos y el desarrollo de nuevos productos con ingredientes específicos que potencian sus efectos beneficiosos.
Vamos a ver qué son y cómo podemos encontrarlos.
¿Qué son los alimentos funcionales?
Los alimentos funcionales son aquellos que, además de aportar nutrientes esenciales para el organismo, tienen efectos beneficiosos sobre una o varias funciones del cuerpo. Así mejoran la salud y el bienestar o reducen el riesgo de determinadas enfermedades. Estos alimentos pueden ser naturales o modificados mediante procesos tecnológicos; como el enriquecimiento, la fortificación o la adición de componentes bioactivos.
Surgen de una creciente preocupación de la población por saber si realmente los alimentos que consumen están ejerciendo la función nutritiva al completo, ¿Nos nutre todo aquello que comemos de igual forma?
Por ello, se ve a los alimentos funcionales como una solución al desequilibrio alimentario y garantizar así que se consumen las ingestas diarias recomendadas de cada uno de los nutrientes necesarios.
¿Cuáles son los alimentos funcionales?
Hacemos referencia a su componente funcional y a los posibles efectos beneficiosos para la salud. Encontramos los siguientes:
Alimentos probióticos
Contienen microorganismos vivos que favorecen el equilibrio de la microbiota intestinal y la salud digestiva. Es el caso de los productos lácteos fermentados como el yogur y el kéfir.
Alimentos prebióticos
Sustancias que estimulan el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas que tenemos en el colon del intestino. Es el caso de los cereales integrales que contienen fibra, ayudando a regular el tránsito intestinal y el colesterol.
Siempre se suelen confundir los probióticos con los prebióticos, te dejamos un enlace a nuestro artículo donde explicamos las diferencias principales.
Alimentos enriquecidos o fortificados
Alimentos que tienen añadidos nutrientes como vitaminas, minerales, ácidos grasos omega-3 o fibra, para mejorar su valor nutricional o compensar posibles deficiencias. Como por ejemplo leches enriquecidas con omega 3 y vitaminas, que contribuyen a la salud cardiovascular y cerebral o derivados de cereales fortificados con fibra.
Alimentos con componentes bioactivos
Alimentos que contiene sustancias que tienen una acción específica sobre el organismo, como los antioxidantes, los fitosteroles, los polifenoles o los flavonoides. Por ejemplo, la fruta, verduras y hortalizas contienen antioxidantes, que previenen el daño celular y el envejecimiento.
Tanto la legislación europea como española, instan a que cuando se realicen afirmaciones relativas al enriquecimiento de un producto por algún nutriente determinado, será obligatorio que aparezca la cantidad exacta de dicho nutriente en el etiquetado nutricional del producto. Además, de que no podrán hacerse atribuciones, tanto en la publicidad como en el envase, de propiedades preventivas, de tratamiento o de curación de una enfermedad.
¿Para quién están destinados los alimentos funcionales?
Los alimentos funcionales están destinados a toda la población en general, siempre que se consuman dentro de una dieta equilibrada y variada. No obstante, hay unos grupos de personas que pueden beneficiarse especialmente de su consumo como etapa infantil, edad avanzada, embarazo y lactancia, personas con enfermedades crónicas o que realicen una actividad física intensa diaria. En estos casos, los alimentos funcionales aportan nutrientes esenciales, mejoran el estado nutricional y previenen carencias o pérdidas.
No obstante, es importante resaltar que los alimentos funcionales no son medicamentos, ni sustituyen a otros en cuanto a realizar un consumo exclusivo de ellos. Lo importante es que formen parte de una alimentación saludable, equilibrada y variada. Su consumo debe ser adaptado a las necesidades y características de cada persona, y es recomendable consultar con un profesional de la nutrición si consideramos que nuestra alimentación es deficiente.
Los alimentos funcionales pueden ser una herramienta útil para mejorar la calidad de vida de las personas y prevenir enfermedades crónicas no trasmisibles, siempre que se consuman dentro de un estilo de vida saludable.
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Biosanitario